viernes, 23 de julio de 2010



PERMANECER en CRISTO IMPLICA COMPROMISO. “Y decía a todos: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará.” (Lucas 9: 23,24) Aquí vemos dos principios fundamentales de la “ley de permanencia”.
1. Negación de ti mismo. Esto es renuncia. Si tú no renuncias a ti mismo (a tu ego), la vida de Dios no podrá reflejarse en ti. Abraham tuvo que renunciar a lo que más amaba, a su hijo Isaac; y cuando él renunció, recién tuvo la revelación de “Jehová Jiré”, el Dios Proveedor. (Génesis 22) Leyendo el capítulo 22 de Génesis, nos damos cuenta que Abraham renunció por fe (versículos 7 y 8) declarando la provisión de Dios antes de verla, pero siguió el mandamiento de sacrificar a su hijo en obediencia a la Palabra dada. “Como está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones». Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran.” (Romanos 4:17) Dios prácticamente resucitó a Isaac quien estaba a punto de ser sacrificado. Como Abraham cumplió fielmente el mandamiento u ordenanza de Dios, entonces Dios hizo algo maravilloso: “Llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y le dijo: —Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado a tu hijo, tu único hijo, de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; tu descendencia se adueñará de las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” (Génesis 22: 15-18) La obediencia al mandamiento de Dios le dio el derecho a Abraham de recibir la promesa. Una renuncia en obediencia al mandamiento nos lleva a una revelación de quién es Dios. Abraham tuvo la revelación de conocer al Dios Proveedor, quien da vida a los muertos y llama a las cosas que no existen, a la existencia. Esta obediencia al mandamiento nos lleva a conocer a Dios en alguna de sus características particulares. Una renuncia en fe y obediencia nos lleva a recibir como profecía las promesas de Dios. Con la renuncia no niegas tu identidad, la fortaleces en Cristo, porque sabes quién eres en Aquél que todo lo puede. Si tú te niegas a ti mismo, el segundo y fatal paso resultará más fácil.

2. ¡Muere! En la época de Cristo, todo el que cargaba su cruz sabía que iba sí o sí, a morir. El apóstol Pablo declaró en Gálatas 2: 20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Quiero aclararte algo: La Persona que viene a morar en ti a través de tu decisión de recibir a Jesús, no comparte Su vida con la tuya. Si tú quieres mantener tu vida, necesariamente tienes que deshacerte de la misma, esto es muerte; pero esta muerte te asegura la vida y la vida eterna. Paradójico ¿verdad? La Vida de Dios en ti no es una fuerza o una energía, es la Persona del Espíritu Santo haciendo morada en ti. Ahora eres uno(a) con el Espíritu Santo, no son dos personas. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.” (1ª Corintios 6: 17) Tu vida depende de tu relación con la Persona del Espíritu Santo. Relación es la palabra clave. Sólo es posible una relación cuando tu “ego” desaparece (muere) y deja que el Espíritu Santo se desarrolle en ti. Para asegurar tu vida, necesariamente debes morir a tus pasiones o deseos carnales. La obediencia al mandamiento de morir te lleva a alcanzar la promesa de la vida.

No puedes permanecer en Cristo si no estás injertado en Él, absorbiendo de Su Savia, recibiendo Su vida, mientras la tuya mengua. Jesús dijo: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. Aquellos que permanezcan unidos conmigo, y Yo con ellos, éstos son los que dan mucho fruto; porque separados de mí, ustedes no pueden hacer ni una sola cosa.” (Juan 15: 5 TKIM-DE)

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