domingo, 20 de diciembre de 2009

EL REINO DE DIOS



EL REINO DE DIOS
El Reino de Dios es el gobierno de un Rey, ese Rey es Jesucristo, Él es el soberano Señor sobre Su reino. Como Señor de Su reino, Él tiene cuidado que nada falte a sus súbditos por amor a Su Nombre. “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.” (Salmo 23: 1-3). El nombre de Jesús revela Su naturaleza, quién es Él. Jesucristo es el que suple todas y cada una de nuestras necesidades. Esa confianza en Él es la que debemos reflejar los ciudadanos del Reino de Dios, reconociendo que nuestro Rey tiene cuidado de cada uno@ de nosotr@s en particular y está pendiente de todas nuestras necesidades para suplirlas. Este Reino es espiritual, nos da reposo para que Cristo pueda reposar en nosotros y hacer Su voluntad en nuestras vidas y Su voluntad en siempre buena, agradable y perfecta. (Romanos 12: 2)

El rey tiene dominio absoluto sobre sus ciudadanos. Lo que comen, lo que visten, dónde viven es del rey; la vida misma de cada ciudadano le pertenece al rey. Nos cuesta entender este concepto de reino, pues nosotros hemos nacido en un país supuestamente demócrata, donde el pueblo elige al gobernante y se somete a él, mientras éste cumpla con ellos. “Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.” (Juan 15: 16). En el Reino de Dios los ciudadanos son elegidos por el Rey. “Desde antes de crear el mundo, Dios nos eligió por medio de Cristo para que fuéramos sólo de él y viviéramos sin pecado. Dios nos amó tanto que decidió enviar a Jesucristo para adoptarnos como hijos suyos, pues así había pensado hacerlo desde un principio. Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su grande y maravilloso amor. Gracias a su amor, nos dio la salvación por medio de su amado Hijo.” (Efesios 1: 4-6). No se trata aquí que Dios empieza a escoger al azar, sino que Él sabe desde siempre quiénes lo van a recibir y quiénes van a querer seguirlo, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos. (Mateo 22: 14). Dios quiere que entremos en Su Reino, en Su reposo para que Él pueda hacer Su obra en nosotros.

Entrar en el Reino de Dios es entrar en Su reposo, descansar en Él, para que Cristo actúe, esto no significa estar ociosos. Cuando te mantengas firme y estable en el Reino de Dios y acalles tu alma, Dios reposará en ti, porque Él no puede reposar en un corazón abatido, lleno de contradicciones, angustias y temores. Dios está buscando un corazón reposado en Él, para poder hacer Su morada allí. “El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14: 23). Dios siempre quiso morar en Su pueblo. “Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.” (Levítico 26: 11,12). El anhelo de Dios es morar en un corazón establecido en Él, capaz de creerle a Él. Dios está buscando hombres y mujeres que le amen, que se enamoren de Él, así como Él está enamorado de cada uno de nosotr@s Sus hij@s. Cuando ardamos de pasión por Él, entonces vamos a guardar Su Palabra y no tendremos ni un ápice de duda respecto a lo que dice Dios, vamos a actuar movidos por la fe en Dios y no por nuestro vano criterio. La fe de Dios en nosotros nos permite creerle, es esa fe que debemos activar cada día; esa fe es espiritual, no racional.

Dios quiere morar en cada hij@ suyo, para hacer oír Su voz, porque “… si entresacares lo precioso de lo vil, serás como m i boca…” (Jeremías 15: 19). Cuando entres a Su reposo, ya no oirás tu propia voz, porque tu boca será un instrumento de Dios para completar Su obra aquí en la tierra. Entrar a Su reposo es establecer Su Reino en tu vida. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6: 33). Lo primero en tu vida debe ser buscar el Reino de Dios. Cuando tú entres en Cristo (en Su Reino), Él se encargará de tu vida, de lo que vas a comer o beber; también se encargará de tu cuerpo, de lo que vas a vestir y de tu salud. Entonces, ¿no trabajaremos? Vamos a trabajar a conciencia pero sin angustiarnos. En el Reino de Dios, cada hij@ suyo es valios@ y las provisiones ya están suplidas, por tanto, si “Jehová es nuestro Pastor, nada nos falta”. Si entendemos esto, nuestro trabajo va a ser más llevadero, daremos lo mejor de nosotros, haciendo nuestro trabajo como para Dios y no como para los hombres porque Dios merece lo mejor de cada un@.

Dios va a completar lo que empezó en ti. Él completará lo que empezó en ti para que la plenitud de Dios invada cada célula de tu ser, de modo que la gloria de Dios sea vista en ti. Cuando entres en el reposo de Dios, cesarán tus obras, tus esfuerzos y el Cristo que vive en ti comenzará a hacer Su obra, entonces Su Espíritu se moverá en tus aguas y lo que en ti era desorden, se volverá orden. Empezarás a alinear tu vida con el Espíritu de Dios. Tu espíritu unido al Espíritu de Dios ocupará su lugar en Cristo. Empezarás a traer el cielo a la tierra; la vida de Dios y Su carácter se manifestarán en ti y tú y toda tu casa se volverán a Dios. Él te quiere a ti y a tu familia contigo. No desfallezca tu corazón, Él siempre te ayudará y te sustentará con la diestra de Su justicia. En el reino de Dios se piensa como Dios, se actúa como Él, se ama como Él y se vive como Él. Así que si tus hijos aún no están en Cristo, si tu cónyuge, o un ser amado, no está con el Señor, empieza a verlos enamorados de Jesús. Dios quiere a toda tu familia contigo en Su Reino. ¡Créelo y actúa en fe!
“Padre nuestro que estás en el cielo: Que todos reconozcan que tú eres el verdadero Dios, que Tú eres el único Rey. Que todos los que viven en la tierra te obedezcan, como te obedecen los que están en el cielo.” Amén

sábado, 12 de diciembre de 2009

CONOCER A DIOS



CONOCER A DIOS
“Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.” (Juan 17: 3)
Conocer a Dios” es diferente de “conocer de Dios”. Podemos saber mucho acerca de alguien, pero si nunca hemos tenido la oportunidad de pasar tiempo con esa persona y descubrir lo que le agrada o desagrada, entonces lo único que tenemos es una información de la persona, porque nunca hemos tenido el placer de estar con ella para saber quién realmente es. En tu vida cristiana puedes estar lleno de conocimiento acerca de quién es Dios, sin embargo si no pasas tiempo con Él, no le conoces personalmente, por lo tanto no podrás absorber su carácter y vivirás peor que un incrédulo que abiertamente niega a Dios, porque tus actos demostrarán eso y no el carácter de un Dios amoroso, santo, justo y bueno. Dios quiere que le conozcas para que seas libre. Él es la Verdad y si conoces en tu espíritu a esta Verdad, que es Jesucristo, serás libre. (Juan 8:32) Si Jesucristo realmente es Señor de tu vida, entonces deja que tu Señor te gobierne a través de Su Espíritu. El carácter de Cristo se lo adquiere por conocerlo, pasando tiempo con Él, así como María se sentaba a Sus pies para oírle y deleitarse en Jesús, tú también tienes que hacer un deleite de esos momentos que le dedicas a Él, entonces empezarás a conocerle y Él va ir forjando en ti Su carácter, de tal manera que será fácil dejar aquello que todavía te ata a la vieja naturaleza y lo mejor de todo es que lo vas a hacer sin esfuerzo propio, sino solamente con pasar tiempo con Tu Amado.

Marta recibió a Jesús en su casa porque realmente lo amaba, pero su corazón estaba dividido con su afán de darle lo mejor a Él; en este su afán se olvidó de la persona de Jesús y se “distrajo” si puede llamarse así, porque en verdad ella estaba muy afanada y enojada por todo lo que tenía que hacer en su casa para el Maestro a quien ella amaba de verdad, pero no pudo contener su enojo y le dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!" (Lucas 10: 40 NVI). Marta no conocía a Jesús realmente. Para ella, como buena anfitriona, lo más importante era atender de la mejor forma al Maestro, pero en ese su anhelo afanoso, ella tuvo una actitud negativa contra Su hermana y hasta con el mismo Señor Jesucristo y fue a recriminarle. No dudamos que ella amaba al Maestro, pero a Su manera. El interés por servirle era de su alma, a su manera y todo lo que se hace a nuestra manera produce desasosiego y frustración. Ante la interpelación de Marta, Jesús le responde amorosamente: "Marta, Marta --le contestó Jesús--, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará." (Lucas 10: 41- 42 NVI). La misma respuesta nos da a nosotros, porque en nuestro afán del día a día olvidamos lo mejor, lo que nadie nos puede quitar, esos preciosos momentos de estar a los pies de nuestro Amado Señor Jesucristo, aprendiendo de Él, conociéndole, amándolo y deleitándonos al saborear de cada Palabra de Su boca que nutre nuestro espíritu.

Jesús quiere que lleguemos a ser uno con Él, así como Él era con el Padre. (Juan 10: 30). Al principio Dios era uno con Adán, esa gloria que lo cubría era de Dios y Adán podía estar en contacto tanto terrenal como celestial en una forma muy normal, gracias a esa unidad con Dios. Sin embargo cuando pecó, se rompió esa unidad y el acceso a lo celestial quedó velado, entonces su alma tomó el control y como Dios no se comunica con el alma, se cortó esa comunión. Pero después que Cristo venció a Satanás en la cruz del Calvario, se nos devolvió la posibilidad de tener comunión íntima con Dios y de tener acceso tanto a lo natural como a lo celestial, así como Jesucristo lo hacía estando aquí en la tierra. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” (Hebreos 10: 19-23). Era en el Lugar Santísimo que la presencia de Dios se manifestaba, pero ahora que no hay un templo físico, a Dios le ha placido hacer de nuestro cuerpo Su Tabernáculo para que Su Presencia se manifieste. Somos espíritu, tenemos un alma y vivimos en el cuerpo, pero Dios sólo se manifestará en el espíritu humano a través de Su Espíritu que mora en Sus hijos, pero es necesario que alineemos nuestro espíritu al Espíritu Santo y pongamos al alma en sujeción a nuestro espíritu, y el cuerpo en sujeción al alma redimida y rendida al Espíritu de Dios a través de nuestro espíritu. El deseo de Dios desde siempre fue que podamos conocerlo a través de nuestra unidad con Él.

Dios es Espíritu y sólo es posible conocerle por medio de nuestro espíritu, porque las cosas espirituales sólo pueden comprenderse espiritualmente y no anímicamente, ni racionalmente. Activemos nuestro espíritu y silenciemos al alma para poder oír y ver a Dios. Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.” (2ª Cor.3: 16-18 NVI) Así que amados, cuanto más contacto tengamos con Dios, más vamos a conocerle y seremos transformados a Su imagen, trayendo lo celestial a la tierra y manifestando Su Gloria.

lunes, 7 de diciembre de 2009

VIVIENDO EN EL ESPÍRITU

VIVIENDO EN EL ESPÍRITU
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
(Romanos 8: 11)

Vivir en el Espíritu es vivir muriendo al YO cada día y resucitando a la dimensión del Espíritu, apoderándonos de las promesas del Señor, sabiendo que: “Todas las promesas que ha hecho Dios son "sí" en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos "amén" para la gloria de Dios.” (2ª Corintios 1: 20 NVI). A medida que vamos apoderándonos de las promesas de Dios por la fe en Jesucristo, nuestra boca va a declarar verdades eternas que siempre nos pertenecieron, pero que por vivir en la carne no las podíamos ver ni entender. Cuando la vida de Dios vaya penetrando en todo nuestro ser, nos vamos a sentir libres de toda reacción negativa que nos amarga y vamos a inundarnos de la vida poderosa del Espíritu que nos invadirá y brotará para dar vida a otros. Cuando dejamos que el Espíritu tome control de nuestras vidas, Él se encargará de confortarla y reavivarla, porque Él es tónico que reanima nuestro ser.

Cada día anhela más del Espíritu de Dios en tu vida y no te dejes guiar por sentimientos de temor, frustración, angustia, por aquello que no ha podido realizarse, o por aquello que todavía no lo puedes entender racionalmente. Descansa en el Espíritu y sigue deseoso de Su presencia para que ningún sentimiento bloquee tu relación con Él. Deja que Él te invada y tome el control de tu vida, no prestes atención a los engaños del diablo que va a querer distraerte afanándote y dañando tus relaciones personales. Comienza tu día a día comunicándote con el Espíritu y poniendo todo tu ser en sujeción a Él, entonces tus cargas se alivianarán, tus fuerzas se vigorizarán y llenarás de gozo todo tu ser y todo lo que te rodea, “porque el gozo del Señor será tu fuerza” (Nehemías 8: 10). Vístete de justicia y santidad cada día envolviéndote con el manto de amor, y declara que el amor de Dios te cubre y te invade y empieza a amar, deja salir la fuente del amor de Dios de tu ser hacia las demás personas.

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos (maduros) de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" (Romanos 8: 14 -15). El Espíritu de Dios nos da libertad, así que cuando sientas que algo te priva de la libertad con que Dios te hizo libre, no le permitas permanecer en ti, porque no proviene del Espíritu. Declara las Palabras de Dios, ellas traerán luz a tu vida y aclararán tus pensamientos; apaciguarán tus sentimientos con la paz de Dios y refrescarán tu espíritu con el agua purificadora de Su Palabra. “Él será la seguridad de tus tiempos, te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu tesoro.” (Isaías 33: 6) La Palabra de Dios siempre te sostendrá, declárala y Ella hará lo que tiene que hacer, pero declárala con fe, con la fe misma de Dios, entonces verás que Su poder es creativo y transformador, todo desorden se convertirá en orden y se calmará tu alma, se refrescarán tus aguas y entonces la luz de Dios inundará tu ser y las tinieblas tendrán que desaparecer.

Alaba y adora a Dios en todo momento. La alabanza limpiará la atmósfera que te rodea porque “Dios habita en medio de la alabanza de su pueblo” (Salmo 22: 3) y donde Él está las tinieblas no pueden permanecer. Con la adoración le entregas tu corazón a Dios y declaras que toda la gloria le pertenece a Él y con la alabanza declaras el poder de Dios que es tu salvación. La vida en el Espíritu no es una vida que te eleva a las nubes y te olvidas de lo terrenal, sino más bien es una vida que tiene los pies sobre la tierra, pero el espíritu conectado con el Espíritu Santo que vive en cada hijo de Dios, y de ese modo está con Cristo en los lugares celestiales, sobre todo principado, poder y señorío. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús.” (Efesios 2: 5-7). Nuestro espíritu en sujeción al Espíritu Santo tiene acceso tanto a lo terrenal como a lo celestial, así como Adán y Eva eran antes del pecado. Eso es vivir en el Espíritu, vivir una vida de resurrección y gozar tanto de la presencia de Dios en esta tierra como de los deleites celestiales para nuestras vidas. “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.” (Efesios 1: 3). Las bendiciones están en los lugares celestiales y como nosotros tenemos acceso tanto a lo terrenal como a lo celestial, podemos por medio de nuestra fe espiritual traer a la esfera natural las cosas celestiales, porque nuestro Padre quiere que disfrutemos de todo lo que Él nos dio. Disfruta de la vida en el Espíritu, esta vida no está exenta de problemas, pero como vivimos en el Espíritu, le pasamos nuestros problemas a Él y Él no tiene problemas, sólo soluciones, así que se cumple la Palabra: “Nada hay imposible para Dios”. Dile a tu alma que descanse en el Señor y que no trate de solucionar nada, porque lo único que hace es traerte más problemas y eso es lo que menos quieres. Vive por el Espíritu y anda por el Espíritu, gózate en Dios y alábalo por todo lo que Él hace y hará en tu vida.

jueves, 3 de diciembre de 2009

UN CORAZÓN VALIENTE



UN CORAZÓN VALIENTE
2ª Timoteo 1: 7 dice lo siguiente en tres versiones diferentes:
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (NVI)
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (LBLA)
Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de cordura. (RV1865)

El DRAE define:
Cobardía. adj. Pusilánime, sin valor ni espíritu.
Temor.
m. Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.
Tímido. adj. Temeroso, medroso, encogido y corto de ánimo.
El espíritu de poder que Dios ha puesto en aquellos que le hemos recibido como Señor y Salvador es el mismo poder que levantó de los muertos a Jesucristo. “Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.” (Romanos 8: 11) “Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" (Romanos 8: 15). Este poder no tiene nada que ver con el temor, la cobardía o la timidez. Si un hijo/a de Dios todavía vive en temor está negando el poder que lleva dentro y por ende está negando la fe y rechazando al Espíritu de Dios, porque el temor paraliza e incapacita a la persona impidiéndole que reaccione ante aquello que la daña; la hace enmudecer transformándola en dócil víctima frente al agresor, e inclusive hasta llega a pensar que merece lo que está recibiendo. El temor abre la puerta para que espíritus inmundos atormenten a las personas. Es por eso que muchos hijos de Dios aceptan pasivamente lo que el diablo les manda, ya sea enfermedad, pobreza, desempleo, tristeza, angustia, etc., porque dejaron que el temor los controle, hasta creen que esto viene de Dios y son incapaces de hacer diferencia entre lo que proviene de Dios y lo que es del diablo. Sin embargo, Jesucristo nos ha dejado Su paz para que no andemos en temor. Les dejo la paz. Es mi propia paz la que les doy, pero no se la doy como la da todo el mundo. No se preocupen ni tengan miedo.” (Juan 14: 27) "Esa paz sobrepasa todo entendimiento y trae sosiego a nuestra alma, en cambio el temor trae tribulación." (Fil. 4: 7)

“El amor no deja lugar al temor, porque cuando el amor alcanza su perfección, desplaza al temor. El que teme es aquel que espera recibir alguna suerte de castigo, esto es, aquel en cuyo corazón el amor no es una realidad perfecta.” (1ª Juan 4: 18 CST-IBS). Los hijos de Dios tenemos la naturaleza de Dios en nosotros, esto es por el milagro de la nueva creación; sabemos que “Dios es amor”, esa es Su naturaleza, por ende nosotros, que tenemos la naturaleza de Dios, somos amor, pero debemos perfeccionar ese amor dentro de nosotros cada día, esto significa renunciar a nuestra vieja naturaleza que ya fue clavada en la cruz y desarrollar la naturaleza de Dios haciendo Su voluntad y no la nuestra; entonces el temor no hallará cabida en nuestros corazones. El temor proviene de la desconfianza, significando que la fe no está anclada en el amor. Cuando Adán y Eva pecaron por desconfiar de la Palabra de Dios y aceptaron la palabra del diablo, lo primero que se produjo en ellos fue el temor. “Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? El hombre contestó: Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.” (Génesis 3: 9, 10 NVI). El temor hace esperar el castigo y muchos cristianos temerosos caen en esta trampa, aceptando de este modo todo lo que el diablo les imponga. Es importante perfeccionar la paz y el amor de Dios en nuestros corazones.

“Empero a los temerosos, e incrédulos; a los abominables, y homicidas; y a los fornicarios, y hechiceros; y a los idólatras, y a todos los mentirosos, su parte será en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21: 8 RV 1865). Este versículo empieza su lista con los temerosos que entre los demás tienen su destino sellado. Es importante, por lo tanto no dar cabida al temor en nuestras vidas. El temor es el que introduce a celdas de oscuridad, siendo el guardián de la misma y permitiendo la entrada a otros espíritus de tormento. Debemos averiguar en qué momento el temor se alojó en nuestra alma, luego pedirle perdón a Dios por ello con arrepentimiento de corazón y ordenar a ese espíritu en el nombre de Jesucristo, que abra esa celda donde nos introdujo, que suelte nuestras vidas y que nunca más vuelva; luego declaramos que el amor de Dios gobierna nuestras vidas y nos sujetamos a Su voluntad, reconociendo que es buena, agradable y perfecta para nosotros. Empecemos luego a declarar las Palabras de Dios, Sus promesas para nosotros, aceptándolas por fe como una realidad para nuestras vidas, no permitiendo en ningún momento ni un ápice de desconfianza respecto a lo que Dios dice, de ese modo vamos perfeccionando el amor dentro de nosotros y el temor no hallará cabida, entonces nuestro corazón se volverá un corazón valiente y poseeremos todo lo que Dios ya nos dio, pues esa montaña de temor ha sido quitada de en medio. “Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el Señor tu Dios estará contigo donde quiera que vayas” (Josué 1: 9 PDT) Dios no admite un espíritu cobarde. “Desde el tiempo de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de Dios avanza con poder y es de los valientes.” (Mateo 11: 12 PDT) Avanza sin temor porque tienes espíritu de valentía, tienes al Mayor en ti. (1ª Juan 4: 4). Que la paz de Dios y Su amor guarden tu vida en santa reverencia a Él.

domingo, 15 de noviembre de 2009

2010 ENTRANDO EN ALINEAMIENTO CON DIOS



2010


ENTRANDO EN ALINEAMIENTO CON DIOS, VOLVIENDO A LOS DISEÑOS DE DIOS



Volveos a mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras. (Proverbios 1: 23 RVG-R)
Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos. (Prov. 1: 23 NVI)

Para el año 2010, Dios quiere introducir a Su Iglesia a un alineamiento con Su Espíritu para que pueda tomar la autoridad que le fue otorgada con la victoria de Cristo en la Cruz. El número “10” hace referencia a la ley respecto a los 10 mandamientos. Los santos de Dios, Sus hijos, tenemos las leyes de Dios escritas en las tablas de carne de nuestros corazones y debemos conducirnos conforme a ellas, viviendo de acuerdo a la voluntad de Dios para nuestras vidas, sin apartarnos ni a diestra ni a siniestra, porque hemos tomado autoridad contra el enemigo que pone asechanzas a las vidas de los hijos de Dios. Hemos cortado todo lazo con las tinieblas y hemos tomado gobierno sobre nuestras almas, desarrollando en nuestro espíritu un estilo de vida de adoración constante a Dios, acallando de este modo los gritos del alma, que quiere angustiarse, entristecerse, atemorizarse y todo aquello que interfiere la comunión íntima con Dios. El espíritu de cada santo de Dios que vive en alineamiento con Su Palabra ha empezado a tomar el control de su alma para mantener una íntima relación con el Espíritu Santo de Dios, porque sólo podemos contactarnos con Él a través de nuestro espíritu. El salmista y rey David tuvo entendimiento de esto, por eso él hablaba con su alma para que ésta mantenga su posición. “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle por la ayuda de su presencia.” (Salmo 42: 5 RVG-R); y lo repite en el versículo 11 declarando que sólo Dios es la salvación de su ser.

El alma con su propio razonamiento se interpone entre el espíritu del hombre y el de Dios, por eso es necesario que nuestro espíritu empiece a tomar el control de nuestro ser. “El espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito del ser.” (Prov. 20: 27). Cuando nuestro espíritu toma el control, nuestro ser está alumbrado y empieza a transparentarse todo, a tal punto que las tinieblas tienen que huir. Las tinieblas hallan cobijo en la persona de doble ánimo, con el alma dividida, y cuando ésta gobierna, todo el ser está en tinieblas; pero cuando el espíritu regenerado, nacido de nuevo en Jesucristo toma el control, entonces las tinieblas son descubiertas y desalojadas. Cristo le explicó a Nicodemo, quien guiado por su alma, por la lógica humana, por el razonamiento religioso, fue a preguntarle a Jesús sobre cosas espirituales y al recibir la respuesta de Jesús no pudo entender a pesar de conocer las Escrituras; pero es que las cosas espirituales se tienen que entender con el espíritu. Jesús le dijo a Nicodemo que tenía que nacer de nuevo para poder ver el Reino de Dios y nacer del agua y del Espíritu para poder entrar en Él. Las estructuras religiosas farisaicas le impedían ver más allá de lo natural, este hombre necesitaba rendir su espíritu al Espíritu de Dios, necesitaba empezar a formar un nuevo ser dentro de él, cosa que no podía hacerlo por esfuerzo propio, necesitaba entrar en el Reino que es Cristo y que el Reino entre en él. Necesitaba rendirse a Cristo.

Estamos entrando a una nueva dimensión para la Iglesia, a aquella dimensión que tuvo Adán antes de la caída, que tuvo Jesucristo estando aquí en la tierra, que tuvo la Iglesia primitiva y que en algún momento la perdió, porque se dejó de ver al Señor de la gloria por querer la gloria para los hombres. Dios quiere que volvamos a sus diseños, no sólo para cambiar circunstancias, que las vamos a poder cambiar si así Dios lo designa, sino para gobernar sobre ellas. Cristo no cambió al régimen tirano de Roma, pero gobernó sobre las tiranas circunstancias, ninguna de ellas melló su alma, se mantuvo firme en la posición que Dios le dio. Él nació para ser Rey y reinó, “¡Así que eres rey! --le dijo Pilato. --Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.” (Juan 18: 37) Y sigue reinando como Rey de reyes y Señor de señores. Él es nuestro Rey y nuestro Señor. El testimonio que tenemos que dar es la verdad de Jesucristo. Esta verdad en nuestras vidas, en la mente, en los sentimientos, en las emociones y en todo nuestro ser, nos permite hablar las palabras de vida, porque el Verbo de Vida está en nosotros; también nos permite tomar todo lo que Cristo ya logró para nosotros en la cruz del Calvario y hacerlo una realidad en nuestras vidas. Estamos aquí con una misión: la de extender el Reino de Dios sobre la tierra y sólo vamos a lograrlo siendo uno con el Señor Jesucristo, de tal forma que nada hagamos sin Su permiso; necesitamos rendir nuestro libre albedrío (voluntad) a Él, ya no debemos gobernarnos, porque Jesucristo y sólo Él es nuestro Señor.

La Iglesia, y cada persona que la componemos, necesitamos volver a los diseños de Dios para poder traer Su Reino aquí a la tierra, necesitamos despojarnos de todo aquello que nos ata al pasado, ya sean éxitos o fracasos y enfocarnos en el propósito de Cristo para nuestras vidas, unidos a Él, haciendo Su voluntad, dejando todo egoísmo, dejando de centrarnos en nosotros mismos y centrarnos en el Reino, en Cristo; entonces el Espíritu de Dios nos llenará y haremos la obra de Dios con todo poder, milagros y prodigios; de este modo la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios y se manifestará Su justicia en cada hijo Suyo. Gobernaremos sobre las circunstancias. El mar en tempestad no será un estorbo para llegar a la otra orilla. Las tinieblas arremeten contra la luz y se infiltran para causar confusión en las vidas. Necesitamos pararnos en Cristo y sólo va a ser posible si estamos en Él, en Su Reino. Toda la naturaleza está esperando este momento: “la manifestación de los hijos de Dios”. Cuando la intimidad con el Espíritu de Dios sea nuestra prioridad, la gloria contenida en nosotros empezará a desbordarse y nos deleitaremos en conocerle y obedecerle. Buscaremos Su presencia como la novia enamorada espera ansiosa el momento de la cita de amor. Lo buscaremos y lo encontraremos y diremos: “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento”. (Cantares 7: 1o). Ven Amado a tu Viña, Tu Iglesia te espera, entremos en amores, quiero escuchar Tu voz susurrando a mis oídos y volverme agua para diluirme en Ti, en Tus aguas. Ven, haz tu obra en cada hijo Tuyo y manifiesta tu gloria. Ven, Señor Jesucristo, ven. El Espíritu de Dios y la esposa del Cordero dicen: "¡Ven, Señor Jesús!"Y todos los que estén escuchando digan: "¡Ven, Señor Jesús!" Y el que tenga sed y quiera agua, que venga y tome gratis del agua que da vida eterna.” (Apocalipsis 22: 17 BLS).

El Espíritu de Dios está anhelando moverse con todo Su poder dentro de cada hijo de Dios, Él está a la espera que lo busquemos y le pidamos que nos lleve a Cristo, a esas Aguas de vida. “En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: --¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.”. (Juan 7: 37 – 39 NVI). El Espíritu de Dios es el mismo poder que levantó de los muertos a Cristo Jesús y está contenido en nosotros los que somos hijos de Dios, pero Él quiere desbordarse como un río en época de lluvia, quiere salir a través de nosotros para manifestar la gloria de Cristo. “Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. (Juan 16: 13 – 15). El Espíritu Santo nos lleva a la Verdad que es Jesucristo, porque toma lo que Cristo tiene y nos lo da a conocer para que sólo Jesucristo sea glorificado. Cristo es glorificado cuando Le conocemos y lo damos a conocer a través de nuestro testimonio de la Verdad y de las obras que Él hace en nosotros y a través nosotros. Dios quiere darnos a conocer más de Él y esto va a ser posible sólo por medio de Su Espíritu. Los hijos de Dios somos guiados por el Espíritu de Dios porque vivimos en íntima comunión con Él. La Persona del Espíritu de Dios está contenida en nuestro ser y ha hecho de nuestro cuerpo Su Templo para que la gloria de Dios se manifieste.

El año 2010 debemos buscar con mayor ahínco ser llenos del Espíritu Santo para que Él sea quien dirija cada accionar de nuestra vida; busquemos adecuar nuestros pensamientos a los de Cristo, para que nuestras palabras sean el eco de Dios mismo, así como Cristo hablaba sólo lo que oía y veía de Su Padre. “Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.” (Juan 8: 38 NVI) “Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir."(Juan 12: 49, 50 NVI). “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” (Juan 14: 10) Y el Espíritu Santo habla sólo lo que oye de Cristo y del Padre. “Mas cuando viniere el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.” (Juan 16: 13 RVG-R) De igual forma nosotros debemos hablar lo que oigamos del Espíritu Santo, para dar vida a los que nos oigan y para hacer las obras de Cristo.

Que el 2010 se levanten los reyes y sacerdotes de Dios, que tomen el incensario (los sacerdotes) y se coloquen entre los muertos y los vivos (Números 16: 7, 48) para hacer expiación por su pueblo y como reyes tomen autoridad para hacer prevalecer el Reino de Dios; que todo lo que el Padre Celestial no plantó en Su Iglesia, sea desarraigado y se seque, para que la gloria de Dios sea vista y Su luz se abra paso entre las tinieblas reinantes. “Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos.” Conociendo los pensamientos del Señor, vamos a hablar Sus Palabras, palabras de Reino, que traen vida, que llaman a las cosas que no son como si fueran, que incursionan en las tinieblas y las disuelven, que se someten a la única y verdadera realidad absoluta, la Palabra de Dios.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

NACIDOS EN EL ESPIRITU



¿NACIDOS EN EL ESPIRITU, PERO TODAVÍA ANDANDO EN LA CARNE?

¡Qué triste realidad es nacer del Espíritu y andar en la carne!, pero esta realidad es la de muchos cristianos. La vida nueva en Cristo tiene que ser “nueva”, sabiendo que nada de lo que hagamos en la carne nos va a ser más santos de lo que Dios ya nos hizo. Si la carne (deseos pecaminosos) no es clavada en la cruz cada día, no podrá andar en el Espíritu, porque todavía está viva y activa en la persona nacida de nuevo. La Iglesia de Corinto estaba bendecida con todos los dones del Espíritu, cosa que no vemos mucho en este tiempo, sin embargo y a pesar de tener los dones, todavía vivían en la carne. Era manifiesto en ellos su obrar en la carne y era más evidente que los dones sobreabundantes que ellos tenían, a tal punto que Pablo les escribió así: “Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se estarán comportando según criterios meramente humanos?” (1ª Corintios 3: 1-3 NVI). Por su inmadurez se privaron de recibir revelaciones más profundas de parte de Dios. Pablo no pudo hablarles grandes misterios porque ellos no hubieran podido entenderlo, pues estaban atrapados en problemas de índole meramente carnal o concupiscente como pleitos, celos y todo lo que resulta de esto.

Veremos algunas obras de la carne evidentes en algunos cristianos: chismes, murmuración, crítica, enojo, mentira, susceptibilidad, arrogancia, ansiedad, desconfianza, tacañería, torpeza, sarcasmo, resentimiento, etc. Estas y otras son obras de la carne que se manifiestan especialmente cuando el “cristiano” está bajo presión. Si tienes que esforzarte para sonreír, amar, alabar, llegar temprano a la iglesia, etc., pronto te sentirás agotado y decidirás darte unas “merecidas” vacaciones, según tu vano criterio. Tu vano criterio pedirá atención a tu “YO”, pedirá que respeten tus derechos, que te oigan, que te atiendan, que te compadezcan, que te elogien y bla, bla, bla, todo esto huele a carne casi putrefacta, es mejor que la sacrifiques en la cruz, porque la carne sólo te será estorbo para alcanzar lo mejor de Dios. Mientras vivas en la carne, no podrás andar en el Espíritu.

"Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros." (Gálatas 5: 24-26) ¿Qué pasa con los que son de Cristo? Han crucificado la naturaleza pecaminosa con sus deseos y pasiones. La naturaleza pecaminosa es el viejo hombre o la carne que está clavada en la cruz y no tenemos que desclavarla para satisfacer sus deseos. Si no está bien clavada, debemos darle de martillazos todo el tiempo hasta que se aquiete. A Cristo le dijeron que si era hijo de Dios por qué no se salía de la cruz. Pero como Cristo no vivía en la carne, no escuchó sus malévolas sugerencias y mantuvo a Su carne clavada en la cruz hasta que hubo consumado Su obra. Porque Él mantuvo Su carne crucificada, fue exaltado y vivificado, resucitando para darnos esa vida de resurrección que todo Hijo de Dios debe tener. Mientras Él permaneció en la cruz todavía podían ultrajarlo porque querían que se saliera de la cruz, pero no pasó eso, Él permaneció en la cruz, porque Jesús veía más allá de la cruz, Él no se concentraba en lo temporal. “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” (Hebreos 12:2)

"En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús." (Romanos 6: 5, 8, 11). Si diariamente morimos a nuestra vieja naturaleza, también diariamente debemos recibir Su vida de resurrección en nosotros. Después que Cristo resucitó, Satanás ya no osó acercarse a Él, porque por el poder de la resurrección y por la victoria de Cristo en la cruz, Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.” (Efesios 1: 22, 23 NVI) La muerte en la cruz destruirá tu propensión a pecar, eliminará tus pensamientos negativos que te llevan a pecar y te inducen a reaccionar como quien vive en tinieblas. La resurrección viene después de la muerte, porque no puede haber resurrección si primero no hay muerte. La vida de muerte y resurrección debes vivirla diariamente para llegar a ser un cristiano espiritual y no carnal. Si quieres caminar en victoria, entonces sacrifica tu YO diariamente y resucita a la dimensión del Espíritu, por medio de tu espíritu en sujeción al Espíritu de Dios. ¿Entonces, vas a ser inmune al pecado? ¡NO! Pero vas a tener la capacidad y fortaleza del Espíritu para decidir no pecar. Cuando Cristo domine tu ser, entonces tu verdadero YO resurgirá para levantarse en victoria sobre el pecado y la carne, y ya no andarás en muerte obedeciendo a la carne, sino que te deleitarás en Dios y te dejarás llevar en las alas del Espíritu a una vida completa llena de la vida de Dios. “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿CRISIS U OPORTUNIDAD?

¿CRISIS U OPORTUNIDAD?
"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito."
(Romanos 8: 28 NVI)
El Dios Todopoderoso tiene el control de todas las cosas, Él decide el curso de la historia aunque esto muchas veces, en nuestro limitado criterio, no nos parezca lo mejor; sin embargo Dios tiene un propósito en cada situación. Dios nunca nos dijo que todo iba a ser fácil, ni siquiera para Jesucristo fue cómoda su estancia aquí en la tierra, es más, Él dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33 NVI). Lo importante frente a aquellas situaciones difíciles o conflictivas es mantenernos unidos con Cristo para que Su paz inunde nuestras vidas, de tal modo que unidos con Él nos mantengamos con valor (valientes) sabiendo que Él ya conquistó el mundo, es decir, superó los límites exigidos por este sistema viviendo conforme a la voluntad de Dios y no de este mundo.

Jesús pasó por una crisis cuando dejó Su trono en los cielos y vino a sujetarse a una ley natural de ser engendrado y nacer como humano, susceptible como todos a pecar, pero a pesar de esta circunstancia, Él se mantuvo sujeto y obediente al Padre Celestial; esto fue lo que lo sostuvo firme sin pecado, amando y perdonando a los ofensores, inclusive cuando iba a la cruz, que fue otra crisis dentro de la existente para Él. Bien podía Jesús solucionar su crisis tan sólo pidiéndole a Su Padre que lo ayudara, como lo expresó: “O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y Él me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?” (Mateo 26: 53, 54 RVG-R). La crisis de Jesucristo con todo lo que conllevaba tanto física, anímica y espiritualmente, lo impulsó a salvarnos, perdonando todos nuestros pecados en la cruz y no sólo eso, también nos redimió, libertó, sanó, nos dio paz y prosperidad, haciéndonos semejantes a Él, llevándonos a la categoría de hijos de Dios, dejando de ser el Unigénito Hijo de Dios para ser el Primogénito de entre los mortales. Jesús no miró la crisis ni Su propia situación, sino que vio en ella una oportunidad para dar una solución definitiva al pecado y de este modo convirtió la crisis en una oportunidad para devolvernos lo que el diablo nos robó, esto es: la autoridad para dominar y gobernar sobre todo lo creado, excepto sobre las personas."Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo." Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: "Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo." (Génesis 1: 26-28)

Cada persona tiene su propia crisis; los matrimonios tienen sus crisis, las familias y las sociedades también enfrentan crisis y hay crisis global que envuelve a todo el mundo. En este tiempo estamos viviendo una crisis global que afecta tanto en lo social, familiar y personal. La escasez de empleo nos aflige, pero si nos detenemos a mirar la crisis, ésta se volverá en un grave problema, en cambio, si vemos en ella la oportunidad para desempolvar nuestras habilidades que han estado dormidas por mucho tiempo, mientras nos conformábamos son el salario de empleado, iremos descubriendo que somos capaces de hacer muchas cosas en pro de la sociedad y de nosotros mismos. Este es el tiempo para nuevos inventos, porque cada ser humano lleva dentro de sí la capacidad de crear o inventar nuevas cosas, lamentablemente muchos usan esta capacidad inventiva para dañar a la humanidad, lo vemos en las armas para la guerra, instrumentos de tortura, aparatos para robar, también en alimentos y fármacos baratos que dañan la salud, etc. Frente a cada crisis debemos ver una oportunidad para salir adelante.

Dios le dijo a Josué que se esforzara y fuera valiente y muy valiente para poseer lo que ya Dios le había dado. “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente: porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra, de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1: 5 -9). A pesar de la promesa, Dios le reitera a Josué que se mantenga firme y obediente en cumplir con lo que Dios dice en Su palabra, porque esto mantendría su vista en lo que Dios le prometió, y no en la crisis momentánea, porque las crisis no son eternas sino pasajeras. No nos conviene detenernos en lo efímero, sino en lo eterno, “porque este mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1ª Juan 2: 17). Además, manteniéndonos firmes en las promesas de Dios, es decir creyéndole, a pesar de las crisis, vamos a hacer prosperar todo lo que emprendamos. Los hijos de Dios no debemos vivir en función de las crisis, sino más bien, debemos ver en cada crisis una oportunidad para desarrollar nuestros talentos y habilidades para extender el reino de Dios y Él se encargará de darnos más iniciativa e inventiva para que surjamos en medio de la crisis. Tan sólo esfuérzate, sé muy valiente y créele a Dios, porque en Dios no verás problemas grandes, sino grandes oportunidades para solucionar cualquier crisis en tu vida o en la vida de las demás personas. Enfócate en Dios, da lo mejor de ti (esfuérzate) y no tengas temor, sé valiente porque Dios tiene el control de todo.

domingo, 25 de octubre de 2009

ENTRE BRUJAS Y CALABAZAS

ENTRE BRUJAS Y CALABAZAS
Halloween es una celebración que se ha extendido por casi todo el mundo como una distracción más, tanto para jóvenes como para niños, inclusive en algunos programas escolares, se exige a los niños disfrazarse de brujas, calabazas, esqueletos, arañas y todo lo que simboliza a la muerte y destrucción, supuestamente con la finalidad de divertir a los niños/as; sin embargo, en este acto aparentemente inofensivo, se va introduciendo a los inocentes niños e incautos jóvenes a una celebración a Satanás, dado que el 31 de octubre es el día de Satanás e inicio del año nuevo satánico. Esta fiesta está siendo tan popular como la Navidad o el carnaval, tanto por el consumismo, como por la publicidad y propaganda que se le da. Los supermercados, tiendas y casi en todo lugar se llenan de disfraces, a cuales más tétricos y colmados de imágenes que evocan muerte. Los padres y madres que no tienen discernimiento se esmeran por comprar un traje o máscara de muerte para sus hijos. Esos padres que tanto aman a sus hijos y no quieren el mal para ellos, menos la muerte de alguno de sus añorados hijos, si tuvieran entendimiento jamás los iniciarían en estas prácticas satánicas.

Entre algarabía, confusión, magia y encanto de esta celebración, algunos padres están abriendo el camino para que sus hijos/as entren a una adoración al diablo; directa o indirectamente, les están entregando a sus hij@s a Satanás involucrándolos en esta festividad y tolerando estas prácticas. Si se toman los elementos que evocan a Satanás y que simbolizan muerte, destrucción, terror, etc., para vestir a los hijos, se los está haciendo partícipes de estas prácticas diabólicas que vienen del mismo infierno, e inclusive si no se disfrazan, pero participan en aquello que es aparentemente inofensivo, como pedir dulces de puerta en puerta, ya están involucrados en actos que son satánicos. “Trick or treat” no son palabras inocentes de la noche de brujas o halloween, éstas encierran una maldición si no se les da lo que piden. Satanás quiere ser adorado a toda costa y él va a inventar cualquier forma de engaño para hacerse adorar.

"Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. A los ojos del Señor tu Dios serás irreprensible.” (Deuteronomio 18: 9-13 NVI)
Dios nos manda a no imitar estas costumbres que son abominables (repugnantes, aborrecibles) para no hacernos nosotros también abominables delante de Él. Dios quiere que todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo sea hallado irreprensible para Su venida. “Y el mismo Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1ª Tesalonicenses 5: 23 RVG-R)
"No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: "Viviré con ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." Por tanto, el Señor añade: "Salgan de en medio de ellos y apártense. No toquen nada impuro, y yo los recibiré." "Seré para ustedes un Padre, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso." (2ª Corintios 6: 14 -18 NVI) ¡Qué maravillosas promesas! y ¡qué amonestación! ¿Verdad que no podemos pasarlas por alto? Por eso Pablo continúa en el capítulo 7: 1 “Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.” Cualquier comunión con las tinieblas contamina nuestro ser, aunque parezca inofensivo. La persona sabia que desea vivir en santidad debe apartarse de toda especie de mal. Tanto halloween, Todo Santos y día de los difuntos que se celebran el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre respectivamente evocan e invocan a la “muerte”, son cultos o consultas a los muertos, santos o no santos; todo esto es abominación al Señor Dios Todopoderoso y ningún hijo de Dios debe practicar y participar de estas festividades.

domingo, 18 de octubre de 2009

INTERCESIÓN Y ADORACIÓN

INTERCESIÓN Y ADORACIÓN, DOS COSAS QUE BUSCA DIOS

Cuando el Sumo Sacerdote tenía que entrar al Lugar Santísimo debía llenar su incensario con incienso para que produjera mucho humo que llenara el pequeño espacio del Lugar Santísimo. En ese lugar no había ninguna luz artificial y la luz del sol no podía penetrar allí, pues estaba totalmente cubierto, entonces cuando éste entraba, no veía absolutamente nada hasta que la luz de la Presencia de Dios lo envolvía y el humo se abría espacio por las cortinas y era visto por el pueblo. El Sumo Sacerdote estaba protegido por el humo, podía ver la luz, pero no a Dios, porque entonces moriría. En el día de la Expiación, una vez al año, entraba el Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo con la sangre del cordero ofrecida por los pecados de él mismo y del pueblo. Ahora, en esta época de Gracia, es por la Sangre del Cordero inmolado en la cruz del Calvario que nosotros podemos entrar al trono de Dios y atraer Su Presencia con el humo de nuestra intercesión y adoración. Estos dos elementos son el incienso de olor fragante que Dios acepta. Este sacrifico es aceptable a Dios. Esto es lo que hace brotar el humo y atrae la Presencia del Dios Todopoderoso. El intercesor sufre dolores de parto, gime por quienes está intercediendo y no se detendrá hasta ver a Cristo formado en ellos y aun así seguirá dando gracias a Dios por ellos. Los intercesores abren camino para que Dios actúe. Levantan a hombres y mujeres a los cuales Dios quiere usar.

“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyese; y no lo hallé.” (Ezequiel 22: 30) Quien se pone a la brecha es el intercesor, clamando a Dios para que no destruya la tierra, aplacando la ira de Dios, pidiendo clemencia y misericordia por el pueblo, confesando el pecado y pidiendo perdón, entonces la nube de Dios empieza a descender, pero no tienes que detenerte, debes empezar a adorar, eso deleita el corazón de Dios y no puede quedarse donde está, viene a tu encuentro, porque Él está buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren." (Juan 4: 23) La adoración conlleva acción de gracias y alabanza, bendiciendo el nombre del Señor y reconociendo Su bondad (Salmo 100: 4,5). Cuando actúas de esa forma, no hay lugar para quejas o lamento, ni acusaciones, porque eso no le agrada a Dios, pues no procede de Él, sino del diablo. De nuestros labios deben brotar sacrificios de gratitud y alabanzas, bendiciendo siempre el nombre de Jesús.

“… por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebreos 7: 25). Jesús intercede por nosotros ante el Padre y cuando nosotros intercedemos por las personas nos unimos a Jesús en la intercesión. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8: 34). Nadie nos puede condenar si Cristo está intercediendo por nosotros. Él está a la diestra de Dios Padre y nosotros Sus hijos con Él (Efesios 2: 6). El adorador no tiene temor, porque el “Perfecto Amor”, que es Cristo, echa fuera el temor; no se puede adorar si hay temor.

Sólo los adoradores atraen la Presencia de Dios. No necesitas tener una hermosa voz, pero si la tienes, úsala; sólo se requiere un corazón hambriento de Dios. Es tan hermoso a sus oídos nuestra adoración, aunque muchos desorejados gallos se escapen de nuestros labios, a Él no le interesa eso, hace callar a todos en el cielo para poder escucharnos, entonces desciende y se acerca a nosotros. No necesitamos entrar a una academia de canto para aprender a cantar, pero si quieres mejorar tu canto, acude a una academia de canto, y si no, eleva un canto a Dios de todo corazón que brote de tu espíritu unido al Espíritu de Dios, que tu corazón empiece a adorar y tus labios a declarar las grandezas de Dios.
Porque Él es bueno y para siempre es Su misericordia, díganlo los redimidos del Señor, los que Él ha redimido con Su Sangre, adórenle los rescatados por el Señor, los que Él rescató con Su Sangre. Adórenle cielo y tierra porque para siempre es Su misericordia. Adórenle en la hermosura de Su Santidad, adórenle con cánticos de júbilo y gratitud en los labios. Adórenle todos los lavados por Su Sangre. Todos los que aman a Dios, ¡adórenle!

Tú ahora eres el Templo de Dios, es dentro de ti que Él quiere ser adorado. Él no quiere ser un visitante más, sino un habitante permanente en Su Templo. Él está tocando a tu corazón ¿lo dejarías entrar?, o ¿pasará de largo y te conformarás con el perfume que indica que estuvo ahí, pero ya no está? Por mucho tiempo la Iglesia se ha conformado con sólo el perfume y descuidó Su Presencia. Lo ha dejado tocando y cuando al fin salió a recibirle, ya Él no estaba, aunque Su fragancia aún permanecía allí. Vivió sólo con la fragancia, pero nunca estuvo con Él. Dios quiere manifestar Su Presencia y esto sólo será posible si encuentra un pueblo que lo está buscando en adoración e intercesión. Enciende la llama de la adoración buscando Su Presencia y pronto provocarás un gran incendio. Intercede por tus hijos, hermanos, personas, nación y pronto provocarás un cambio en tu región. Que Dios te dé entendimiento.

domingo, 11 de octubre de 2009

PONIENDO EN ALTO NUESTRA LUZ

PONIENDO EN ALTO NUESTRA LUZ

"Ustedes son la luz del mundo. Un pueblo asentado sobre un monte no se puede esconder. Igualmente, cuando la gente enciende una lámpara, no la cubren con un tazón, sino la ponen sobre el candelero para que alumbre a todos en la casa. Asimismo dejen que su luz alumbre delante de la gente, de manera que puedan ver las buenas obras que hacen, y alaben a su Padre que está en el cielo.” (Mateo 5: 14 -16TKIM-DE)
“Dios es LUZ, en Él no hay ni una tiniebla” (1ª Juan 1: 5 RV 60) porque Dios no tiene nada que esconder. La luz transparenta todo. Vino Jesús al mundo y dijo que nosotros somos luz, ¿será que vamos a brillar tan intensamente como brillaba Moisés después de haber estado con Dios? Pues sí. Sin embargo esta luz va a ser evidente por la transparencia de nuestras acciones. Cristo dijo que no ocultemos nuestra luz. Literalmente, ¿cómo la vamos a ocultar? Cuando no permitimos que la luz que está en nuestro espíritu salga a flote, porque estamos siendo condescendientes con nuestra vieja naturaleza haciendo cosas que son de las tinieblas. El diseño de Dios para nuestras vidas es que seamos gobernados por nuestro espíritu, porque es allí, si es que hemos recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas, donde reside el Espíritu Santo de Dios, y Él es LUZ. “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón.” (Proverbios 20: 27RV 60) Nuestro espíritu es el que recibe la luz de Dios y nosotros podemos elevarla y hacerla visible o esconderla. Cuando permitimos que el alma (allí se encuentran las emociones, voluntad y pensamiento) sea quien gobierne nuestra vida, estamos tapando la luz y no nos vamos a diferenciar de las demás tinieblas, porque nuestras acciones no van a armonizar con la justicia de Dios.

“Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.” (1ª Juan 1: 6-7). Una clara evidencia o manifestación que andamos en luz es porque tenemos una comunión transparente con las demás personas, entonces esto hace que la sangre de Jesucristo nos vaya limpiando más y más; pero si nuestra comunión no es sincera, entonces estamos en tinieblas, estamos tapando la luz que tenemos porque nuestra relación con algunas personas no es la correcta. “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” (Mateo 6: 22-23). La palabra “ojeriza” que proviene de ojo, según el DRAE es: “Enojo y mala voluntad contra alguien.” ¿Cómo vemos a algunas personas? Jesús caminó con Judas y sabía quién era, sin embargo nunca tuvo mala voluntad hacia él, sino más bien trató de persuadirlo hasta el final a que deje esa actitud malvada, no con el fin de salvarse Él, sino con el fin de salvarlo a Judas. Si nuestra luz no brilla, jamás va a poder disipar las tinieblas.

"El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar." (1ª Juan 2: 9-10NVI) La mayor evidencia de buenas obras que el mundo puede ver es el amor, cualquiera cosa que hagamos por muy buena que sea, pero sin amor es tiniebla. Lo que oculta nuestra luz es la falta de amor hacia las personas. Cierto día un joven muy rico se acercó a Jesús para preguntarle qué cosas debía hacer para obtener la vida eterna y Jesús le respondió que vendiera todo lo que tenía y lo diera a los pobres. En realidad le quiso decir que con los bienes materiales no se puede comprar la vida eterna y que debía dejar su apego a las riquezas. Pero hay algo que resalta en esta conversación y es lo siguiente: “Jesús lo miró con amor y añadió:-Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.” (Marcos 10: 21) La mirada de Jesús estaba cargada de amor a pesar de que Él sabía que este joven no iba a desprenderse de sus riquezas. El amor no es un mero sentimiento que nace del alma; el genuino amor está en el espíritu, en el santuario de Dios y es ese amor que debemos dar a las personas, sin egoísmos, sin ambiciones ni dobleces, sino transparente en todo y a pesar de todo. Cuando hagamos todas las obras movidas únicamente por este amor, la tierra va a empezar a llenarse del conocimiento de la gloria de Dios. "Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del Señor." (Habacuc 2: 14NVI)
La esencia de Dios es amor, Él es amor, así como es luz. El amor y la luz se complementan porque donde no se actúa por amor hay tinieblas, por eso el apóstol Juan dijo: "El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor." (1ª Juan 4: 16b -18 NVI). El amor es luz porque transparenta cada acción y por eso no teme. Dios nos ha llamado a manifestar Su Luz y la única forma de lograrlo es amando, porque el amor nos hace permanecer en Dios. El “almud” que cubre nuestra luz es la falta de amor. Es hora de arrojarlo al mar y nunca más tratar de recuperarlo. Tú y yo somos la luz que necesita el mundo. Empecemos a alumbrar amando como Jesús nos amó.

lunes, 21 de septiembre de 2009

LA PRIORIDAD DE JESÚS

LA PRIORIDAD DE JESÚS
Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra. Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. "¿Por qué están durmiendo? -les exhortó-. Levántense y oren para que no caigan en tentación." (Lucas 22: 44)
Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar fue porque ellos entendieron que la oración era lo que hacía que Jesús obtuviera fortaleza en Dios. Él no hacía nada sin orar.

.En su angustia se refugió en la oración para fortalecerse y soportar lo que vendría. (Lucas 22: 44)
.Para la elección de los doce discípulos Jesús pasó la noche orando. “Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Al llegar la mañana, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que nombró apóstoles”
(Lucas 6: 12, 13).
.Cuando hizo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús “dio gracias”, “miró al cielo”, es decir, oró al Padre agradeciendo por la bendición de la multiplicación, antes de partir los panes y los peces y darlo a la gente hambrienta. “Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.” (Mateo 14: 19 -21).

.Después de este milagro, Jesús no se quedó saboreando la fama, sino que fue a la montaña a orar. Esto lo hizo para guardar su alma de cualquier indicio de vanagloria, reconociendo que todo lo que hacía dependía de Dios. “Los que comieron fueron cinco mil. En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.” (Marcos 6: 44 -46)
.Cuando Jesús resucitó a Lázaro, Él oró agradeciendo a Dios porque lo había escuchado. Esto nos muestra que Jesús ya había orado al Padre antes de realizar este milagro. Recuerden que Él no hacía nada por cuenta propia. “Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: -Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: -¡Lázaro, sal fuera! El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. -Quítenle las vendas y dejen que se vaya -les dijo Jesús.” (Juan 11: 41 -44).
.La fortaleza de Jesús era la oración. “Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, de modo que acudían a él multitudes para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar.” (Lucas 5: 15, 16)

Jesús oraba constantemente, Él necesitaba estar en contacto con Su Padre para saber qué hacer y qué decir; Él era Dios, pero también Hombre, como Hombre necesitaba la dirección divina en todo momento y no podía descuidar ni una milésima de segundo su relación íntima con Dios. Si Jesús, siendo tanto Dios y Hombre necesitaba orar, cuánto más nosotros. Lutero decía: “En realidad, tengo tanto que hacer que me voy a pasar las tres primeras horas en oración.” (J. Oswald Sanders “LIDERAZGO ESPIRITUAL”). Pablo nos exhorta que oremos sin cesar, en todo tiempo. (1ª Tesalonicenses 5: 17; Efesios 6: 18). No podemos concebir una vida cristiana victoriosa sin oración. En el “Padre Nuestro”, Jesús enseñó que debemos pedir que venga el Reino de Dios a la tierra, para que Su voluntad sea hecha. Podemos declarar en oración cada día que se establezca Su reino sobre nosotros, nuestros hijos, los hijos de Dios, la ciudad donde vivimos y la nación.

La oración necesita alcanzar lo sobrenatural, entrar al Reino de Dios, allí donde Su luz irradia y toda tinieblas (iniquidad, pecado) es expuesta para ser consumida, se requiere un poder Mayor a nuestras fuerzas, el poder del Espíritu Santo orando a través de nosotros. “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.” (Romanos 8: 26, 27). El Espíritu Santo todo lo escudriña, aun lo escondido de Dios. “Sin embargo, como está escrito: "Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman." Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.” (1ª Corintios 2: 9, 10). Orar en el Espíritu, guiados por Él, nos lleva a usar tanto la mente como el espíritu unidos en sujeción al Espíritu de Dios para saber cómo orar, porque sólo Él conoce la mente de Dios y está dispuesto a ayudarnos si le pedimos. Recurre a Él por ayuda en todo momento pidiéndole que Él te guíe para saber cómo oarar.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿ENTRETENIMIENTO NOCIVO?

¿ENTRETENIMIENTO NOCIVO?
"Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. "Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. "Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. "Las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. "Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.”
(Deuteronomio 6: 5 -9)
Estamos viviendo en una época donde la televisión, el Internet y toda clase de juegos electrónicos están sustituyendo la comunicación entre padres e hijos, a tal punto que la niñera de la casa se llama “Doña Tele”; ella también es la educadora tanto de pequeños como de grandes y parece que a todos los tiene embobadamente contentos; están tan absortos a la pantalla que el tiempo para disfrutar en familia y con la familia se ha perdido porque se disfruta de un aparato que nos dice lo que quiere, como quiere y a la hora que quiere; entonces nosotros nos acomodamos a su estilo y horario, llegando a ser dependientes de un artefacto electrónico. ¡Vaya siglo XXI! ¡Esto sí que es progreso! La tecnología nos tiene atrapados.

Frente a este ataque tecnológico a través de las ondas comunicativas o televisivas, llámese como se llame, nos vemos invadidos en nuestra propia recámara privada y no porque la tecnología así lo quiera, sino porque estamos siendo absorbidos por toda la novedad del cambio y quiérase o no, nos estamos volviendo adictos a todo lo que se nos ofrece como novedoso. Si bien estos adelantos nos ayudan en gran manera, e inclusive para que podamos impartir a todo el orbe lo que sentimos, sabemos o entendemos, por otro lado, nos consume mucho tiempo, y esto parece irónico, pues debería acortarnos el tiempo de trabajo, sin embargo, como existe tanta información de toda índole, nos vemos inmersos en la búsqueda de cosas que no son nuestra prioridad; y por otra parte están los bombardeos de otra información que captura no sólo la vista o los ojos, sino la mente, y lo triste es que mucha de esa información es malsana.

¿Cómo detener el embate de tanta basura por televisión, Internet y otros? Te podría decir muchas cosas como:
· Imparte en tu hijo/a principios sólidos basados en la única verdad absoluta, la verdad de Dios;
· Vive conforme a lo que enseñas para que vean en ti valores absolutos;
· Comunícate con ellos y exhórtalos con amor;
· Dedica mucho tiempo de calidad con ellos, empieza a volverte niño o joven, es decir empieza a crecer con ellos; ten mucho sentido de humor, juégate algunos chistes agradables con ellos y ríe, diviértete.
· Pero por sobre todas las cosas no dejes de mostrarles quién es Dios, que tu vida refleje al Padre Celestial. Háblales de las maravillas y del amor de Dios, pero no seas adusto al hacerlo, hazlo con pasión, contamínalos de esa pasión, que ellos vean que sobre todas las cosas amas a Dios con integridad de corazón.

Ahora bien, lo más nocivo en toda la información que recibimos y en la cual dedicamos nuestro tiempo, no es aquella que se muestra abiertamente como dañina, porque estando advertidos, podemos evitarla, sino aquella que es buena, pero que tiene la cualidad de tomar control de nuestro tiempo, a tal grado que ya no podemos comunicarnos con nuestro Padre Celestial. La gente dice: “Y qué de malo tiene”; pues nada y todo; puede ser un entretenimiento sano, por ejemplo un juego interesante que no tiene nada de violencia o sensualidad, si es que lo hay, pero que consume gran parte de tu tiempo y vives para ello. Esto llega a resultar tan nocivo como las telenovelas. Si ya no tienes tiempo para buscar a Dios leyendo Su Palabra, orando a solas, alabando, adorando, entonces estás en un estado crítico, cualquier momento puedes entrar en un “coma espiritual” y hasta morir. ¿Perderás tu salvación? No lo sé, sólo Dios lo sabe; pero sí sé que vas a rendir cuentas a Dios por todo el tiempo que Él te dio y que tú lo derrochaste.

“Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.” (Hebreos 4: 13 NVI)
“Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.” (Romanos 14: 12 NVI)
“Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: "Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo." Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.” (Ef 5: 13-16NVI).
Uno de los dones más grandiosos que Dios nos dio, después de la vida, es el tiempo; y el uso que hagamos de él depende de nuestra decisión, pero sea cual sea el uso que le demos, vamos a rendir cuentas a Dios. Por tanto te insto a que vivas sabiamente, pídele a Dios que te dé sabiduría para usar tu tiempo correcta y debidamente, dedicándolo a la extensión del Reino y cuidándote de no consumir tu tiempo en entretenimientos buenos, pero que se vuelven nocivos porque te restan tiempo con Dios. El tiempo que tenemos aquí en la tierra es para cumplir el propósito de Dios. Cada segundo cuenta, y por cada segundo derrochado vamos a rendir cuentas.

lunes, 31 de agosto de 2009

IDENTIFICANDO AL ENEMIGO

IDENTIFICANDO AL ENEMIGO
"Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales."
(Efesios 6: 12 NVI)
La prioridad del diablo no es la persona como tal, sino deshacer el propósito que Dios ya ha determinado para ella y de ese modo apagar la luz de Dios en la persona. Esto lo hace colocando duda en la mente y haciendo que la persona deje de creer lo que Dios ha dicho y crea lo que Satanás está insinuando. Además de otras tácticas que usa con mentiras y engaños, también se esconde detrás de las personas a quienes controla y empieza a dañar a los hijos de Dios, entonces si no estamos apercibidos, vamos a reaccionar contra la persona que aparentemente nos daña y de este modo caemos en la trampa del enemigo. El diablo quiere que reaccionemos contra las personas con enojo, venganza, odio, murmuración y todo aquello en lo cual él es experto, para que nos salgamos de la cobertura de Dios y entremos en su territorio (del diablo) totalmente desarmados y seamos presa fácil para él y sus secuaces. Sin embargo, los hijos de Dios que tenemos entendimiento no vamos a usar las armas del diablo, sino que, en todo momento, usaremos las armas del Dios Todopoderoso.
"Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos." (Efesios 6: 10 -18 NVI)

Nos encontramos en el lugar que estamos ahora con un propósito, y muchas veces el diablo sabe mejor que nosotros cuál es nuestro propósito, por eso él trata de destruirlo antes que empecemos a hacer lo que Dios ha determinado en nuestras vidas. Dios quiere que manifestemos Su luz donde quiera que estemos. “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.” (Mateo 5: 14 -16). Cuando la gente ve nuestras buenas obras realizadas por amor, lo cual nos hace amar, perdonar y bendecir a los que nos dañan, entonces empiezan a glorificar a Dios. Amar, perdonar y bendecir son armas poderosas para vencer al diablo, esto lo enfurece porque él nada puede hacer contra el amor. Si nos mantenemos en amor con una actitud de perdón y bendición nos fortalecemos en el Señor y nuestra luz empieza a irradiar de tal forma que las tinieblas tienen que huir.

Cuando descubrimos quiénes somos en Cristo nuestra forma de ver los problemas empiezan a cambiar porque entendemos que la lucha no es en nuestras fuerzas, si bien muchas veces el enemigo nos ha hecho salir del alineamiento con el Espíritu de Dios y hemos caído en enojo, frustración, depresión, etc., esto no significa que nos vamos a quedar así. Jesús dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33 NVI). Entrar a la vida de la fe, al reino de Dios no significa que todo será color de rosas, mas al contrario, pareciera que todo el infierno se viene contra nosotros y decimos y ahora, “¿quién podrá defenderme?”. El que venció a Satanás, está con nosotros a través del Espíritu Santo y aunque vengan los problemas y las aflicciones nuestra mirada estará puesta en Aquél que es Mayor que el que está detrás de todo este sistema mundial; no hay fuerza capaz de resistir al Espíritu de Dios que vive en nosotros; sin embargo, no siempre dejamos que Él actúe, sino que pretendemos arreglar las cosas a nuestra manera y es ahí donde el enemigo hace escarnio de nosotros. Por eso Pablo nos dice que nos fortalezcamos en el gran poder de Dios y esto se debe hacer diariamente, alineando nuestro espíritu al Espíritu Santo de Dios y nuestra alma a nuestro espíritu para que empecemos a traer el reino de Dios a nuestras vidas haciendo Su voluntad y descansando en Él, afirmados en Su palabra, siempre en guardia, orando no sólo por nosotros, sino también por los demás hijos de Dios para que sean fortalecidos. Estamos en guerra, por eso debemos ponernos toda la armadura de Dios y no dejar ninguna parte de nuestro ser a expensas del enemigo y sobre todo, cubrámonos con el manto del amor de Dios sobre nuestras vidas, ese amor que será capaz de decir: perdona Señor, a la persona que me hace daño, porque ella no sabe lo que hace y no le tomes en cuenta este pecado. Amén

sábado, 22 de agosto de 2009

DIOS TE LLAMÓ PARA QUE SEAS CABEZA



DIOS TE LLAMÓ PARA QUE SEAS CABEZA Y NO COLA

"El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado." (Deuteronomio 28: 13NVI)
En tus manos está llegar a ser cabeza donde te encuentres, porque tu destino está trazado para eso. Tus éxitos o tus fracasos no determinarán a dónde llegarás, sino tu actitud frente a las circunstancias, ya sean de éxito o de fracaso. Tus actitudes frente a la vida te colocan en el lugar donde te encuentras. No cuentan tus habilidades y talentos, aunque pueden ayudarte mucho, tampoco el dinero, profesión o posición social; lo único que cuenta es cómo reaccionas frente a las circunstancias. El éxito te puede echar a perder si te inflas demasiado y te vuelves petulante y prepotente; y el fracaso puede hundirte hasta el extremo de creer que no sirves para nada. ¿Cuál es tu actitud frente a las circunstancias?

En la Biblia encontramos a un personaje llamado José que fue criado con mucho cariño hasta los diecisiete años, edad en la que sus hermanos lo vendieron como esclavo a unos ismaelitas, quienes a su vez lo vendieron en Egipto a un hombre llamado Potifar. En la casa de este varón ascendió rápidamente. En Génesis 39:2-4 (NBLH) dice: “Pero el SEÑOR estaba con José, que llegó a ser un hombre próspero, y vivía en la casa de su amo el Egipcio. Vio su amo que el SEÑOR estaba con él y que el SEÑOR hacía prosperar en su mano todo lo que él hacía. Así José halló gracia ante sus ojos y llegó a ser su siervo personal, lo hizo mayordomo sobre su casa y entregó en su mano todo lo que poseía.” Siendo esclavo, José fue próspero y llegó a ser el principal en la casa de su amo, fue cabeza de los empleados. ¿Cuál es el secreto? Podrás decir: _Claro, es porque Dios estaba con él. Tienes toda la razón, pero ¿por qué Dios estaba con José? Si leemos toda la historia vamos a encontrar que José en ningún momento se quejó de lo que le pasaba, él no culpó a Dios, ni siquiera a sus hermanos; es más veamos qué les dice a ellos:
“Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido aquí. Pues para preservar vidas me envió Dios delante de ustedes. “Porque en estos dos años ha habido hambre en la tierra y todavía quedan otros cinco años en los cuales no habrá ni siembra ni siega. “Dios me envió delante de ustedes para preservarles un remanente en la tierra, y para guardarlos con vida mediante una gran liberación. “Ahora pues, no fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios. El me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto. “Dense prisa y suban adonde mi padre, y díganle: ‘Así dice tu hijo José: “Dios me ha hecho señor de todo Egipto. Ven a mí, no te demores. “Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacas y todo lo que tienes. “Allí proveeré también para ti, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no caigas en la miseria tú, ni tu casa y todo lo que tienes.” (Génesis 45: 5-10NBLH)
No había amargura, ni dolor en sus palabras porque José supo manejar la situación por muy adversa que fue para él. Se esforzó para hacer lo mejor para su amo y aun estando en la cárcel injustamente, fue de consuelo para los presos y llegó también a ocupar el primer lugar. No se concentró en la injusticia y en preguntarse porqué le pasaba esto a él. No pensó en que habían mellado su dignidad y como persona no lo respetaron, ni que fue humillado y bla, bla, bla, quejas y quejas. José dio lo mejor de sí a donde lo llevaron, y no fueron los mejores lugares; pero después de muchos años le llegó la cosecha de su siembra, fue ascendido como el principal después de Faraón en todo Egipto. Dios estaba con José y estará con aquellos que siempre den lo mejor de sí a pesar de las circunstancias.

Dios levantará a quienes como José, no guarden amargura en sus corazones, ni resentimientos, ni paguen con indiferencia o desprecio a quienes no lo respetan, ni honran. José se ganó el respeto y la honra, aunque también hubo personas, como sus hermanos, que no lo respetaron cuando él era sólo un jovenzuelo, pero él no se enfadó con ellos, los amó y les dio muestra de amor. Besó y consoló a sus hermanos. "Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos. Después sus hermanos hablaron con él." (Génesis 45: 15). José, el menospreciado, el traicionado, besó a sus hermanos. No dijo: _ Ahora me van a conocer, les voy hacer pagar por todos los años que yo sufrí porque me faltaron el respeto y me humillaron. José era sabio y lleno de bondad. No hubo enfado en él. Cuántas veces los hijos hacen renegar por su falta de respeto y los padres que no son sabios le muestran su indignación por varios días sin dirigirles la palabra para que el niño/a vea cuánto lo lastimó, o para que de esa forma se dé cuenta de su falta de respeto. Esto no soluciona nada, más bien agrava la situación y crea un abismo profundo entre padres e hijos. A veces los cónyuges poco sabios también toman esa actitud. José, con su perdón, bondad y con la demostración de amor hacia sus hermanos no permitió que se abriera un precipicio entre ellos, sino que los unió a todos y los atrajo hacia sí. ¡Los besó! Lo que menos se quiere hacer cuando se nos falta el respeto es besar a los irrespetuosos o demostrarles que a pesar de lo que hagan, los queremos; y que no asociamos sus faltas con su identidad. Recuerda que la persona noble no alberga venganza en su corazón.
Si quieres llegar a la cima y ser cabeza y no cola, aprende de José:
· No te auto compadezcas ni guardes resentimiento, amargura o falta de perdón
· Ama a pesar de lo que te hagan y demuéstrales que los amas
· Da lo mejor de ti en todo momento y situación, ya sea como siervo o como señor
· No te detengas a mirar tus circunstancias, sean buenas o malas. Sigue dando lo mejor
· Nunca te quejes o lamentes por lo que te pasa. Alaba a Dios a pesar de las circunstancias