domingo, 29 de mayo de 2011

LAS OBRAS TAMBIÉN CUENTAN

LAS OBRAS TAMBIÉN CUENTAN
Somos salvos por fe y no por obras, porque la salvación no depende de lo que hagamos, sino de lo que decidamos creer y aceptar, ya que esto define nuestro destino eterno, sea el cielo con Dios, o el infierno, alejado de Dios. Entonces, aquí, y sólo aquí, en esta tierra, mientras estemos en vida, decidimos dónde vamos a pasar la eternidad. “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.” (Efesios 2: 8,9 NVI). Ahora bien, las obras que nosotros hagamos determinarán nuestra recompensa o cómo pasaremos la eternidad, porque a Dios le interesa lo que hacemos “hoy”, ya que hay una conexión directa entre lo que hacemos hoy, con lo que obtendremos en la eternidad, todo lo que hacemos, cuenta para Dios, Él toma en cuenta hasta un vaso de agua que demos a uno de Sus pequeños y no dejará de recompensarnos por la eternidad, a Él nada se le escapa. “Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.” (Mateo 16: 27 NVI)

Cada persona tiene un comienzo, pero nuestra existencia seguirá eternamente, no tendrá fin; así que, al morir el ser humano puede ir a uno de los dos destinos eternos conforme a su elección mientras estuvo en la tierra, el cielo donde está Dios, que es un lugar real o el infierno, sin Dios, que también es real y no lo deseo para nadie. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. "Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. "El que cree en El no es condenado (juzgado); pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito (único) Hijo de Dios. "Y éste es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas. "Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas. "Pero el que practica la verdad viene a la Luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios." (Juan 3: 16-21 NBLH).

Si la persona, estando en vida, ha decidido creer en Jesucristo como Su Salvador y Señor, entonces decidió por el cielo con Dios, pero si al contrario, no quiso creer ni aceptar a Jesucristo como Su Salvador y Señor, entonces también ha decidido por la otra opción, el infierno, sin Dios. Conforme hayamos creído, vamos a definir nuestro destino eterno, pero conforme nos hayamos conducido en este período terrenal, determinamos nuestra recompensa, o grado de cómo pasaremos la eternidad. Inclusive en el infierno habrá grados o niveles de castigo."Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades (región de los muertos) descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, ésta hubiera permanecido hasta hoy. "Sin embargo, les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti." (Mateo 11: 23 NBLH). Observen que no lo digo yo, sino aquel que vino de la eternidad, que todo lo sabe. Ahora miren lo que Jesús les dijo a los escribas y Fariseos. "¡Ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas, que devoran las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacen largas oraciones! Por eso recibirán mayor condenación." (Mateo 23: 14 NBLH).

"Poco después, Jesús les dijo a sus discípulos: --No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos. Si no fuera cierto, no les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar. Después de esto, volveré para llevarlos conmigo. Así estaremos juntos." (Juan 14: 1-3 BLS). ¡Qué maravillosa promesa! Jesús dijo que estaremos con Él, por eso Él toma en cuenta cada detalle de nuestra vida, cada actitud de nuestro corazón, para poder darnos según nuestras obras. “Por este motivo confiamos y deseamos estar ausentes del cuerpo y presentes ante nuestro Señor, y nos esforzamos para que, ya sea presentes o ausentes, le seamos agradables, porque todos nosotros habremos de comparecer ante el tribunal del Cristo, para que cada uno sea recompensado de acuerdo a lo que hizo estando en el cuerpo, haya sido bueno o haya sido malo.” (2ª Corintios 5: 8-10). El último libro de la Biblia confirma lo que estamos diciendo: “También vi un trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia se apartaron la Tierra y los cielos, y no se encontró lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante del trono. Y los libros fueron abiertos. Después otro libro fue abierto, que es el de la vida. Y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban registradas en los libros, conforme a sus hechos. El mar entregó a los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Seol entregaron a los muertos que se encontraban en ellos, y fueron juzgados cada uno conforme a sus acciones. Y la Muerte y el Seol fueron arrojados al lago de fuego. Ésta es la segunda muerte: el lago de fuego. Y el que no se hallaba inscrito en el libro de la vida, era arrojado al lago de fuego.” (Apocalipsis 20: 11- 15 SyEspañol).


El resultado de lo que hayamos hecho por Jesús aquí en la tierra determinará el grado de recompensa en el cielo; pero también las obras malas tendrán un grado de pago en el infierno. Entonces, mis amados cada cosa que hagamos, por muy pequeña que nos parezca, es tomada en cuenta por Dios. Que esta breve reflexión nos sirva para medir bien lo que hacemos para que nuestra recompensa pueda ser mayor, porque Dios es un Dios que recompensa por la eternidad. Entonces, mis obras también cuentan para Dios, porque hay una conexión directa entre lo que hacemos y la eternidad. Las decisiones que tomemos en vida, nos seguirán por la eternidad, así que no busquemos una recompensa terrenal, sino eterna. Hagamos todo como para Cristo y por amor a Él, porque la actitud con que lo hacemos también cuenta.

viernes, 20 de mayo de 2011





PLENITUD DE LA GRACIA DE DIOS

En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor. (Romanos 5: 20, 21 NVI)

Estamos aquí con el propósito de recibir lo que Dios tiene para nosotros; y lo que Dios va a responder es lo que tu corazón está esperando, “porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1: 16). Dios está con su mano de Gracia extendida para que nosotros la alcancemos por fe y con humildad de corazón. Hay gracia y más gracia disponible para cada uno de nosotros hasta “que lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4: 13). Todavía no hemos llegado a la perfección, estamos en un proceso, pero vamos a llegar. Cuando Dios habla de plenitud, está hablando de sobreabundancia y esa sobreabundancia de Su Gracia está a nuestra disposición, es una sobreabundancia integral, para cada aspecto de nuestra vida, sin embargo hay una sola fórmula para recibir más de Su gracia, veamos: “Pero El da mayor gracia. Por eso dice: "DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES." (Santiago 4: 6 NBLH). La humildad es la clave para recibir mayor gracia, porque la gracia es para compartirla, no para pretender sobresalir y retenerla con nosotros.

La Gracia de Dios es poder sobrenatural para hacer aquello que en nuestra fuerzas nunca lo lograríamos; es la vida misma de Dios para hacer aquello que Él quiere hacer a través de nosotros. “Porque esto es lo que dice el Altísimo, el que vive eternamente y tiene el nombre santo: «Yo vivo en lo alto y santo, pero vivo también con el que tiene su espíritu abatido y humillado. Le daré nueva vida al de espíritu humilde, y reviviré al abatido.” (Isaías 57: 15 PDT). El humilde depende de Dios para todo y sabe que sin Dios nada puede hacer, el abatido languidece al ver las almas rumbo al infierno y clama por salvación con un espíritu contrito ante Dios. Dios es un Dios de Gracia y no puede habitar donde todavía el “ego” gobierna, sólo habita en un corazón que se rinde totalmente a Él, entonces Dios puede hacer Su voluntad y manifestar Su gloria con el poder de Su Gracia.

La Gracia de Dios está disponible en cualquier momento, tanto para los que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, como para aquellos que vienen a Jesucristo por salvación. Por esta Gracia podemos llegar a Dios, no por nuestros méritos, sino por los de Cristo, quien derramó en sacrificio Su Sangre por nosotros, cuando clavado en la cruz por nuestros pecados dijo: “consumado es” y el velo del templo se rasgó en dos, entonces nos abrió el camino al Trono de Gracia, al lugar Santísimo para poder tener comunión con nuestro Padre, libre ya de toda culpa y pecado. A través de Su Sangre se abrió el camino al Padre, porque Él es el único Camino y Su Sangre es la única fuente que lava nuestros pecados. La sangre del Nuevo Pacto que borra toda mancha e iniquidad nos da vida y vida abundante. Su carne partida, su cuerpo lacerado, nos permite vivir en salud porque Él llevó sobre Su Cuerpo nuestras enfermedades y dolores y por Su llaga fuimos curados; Él se hizo por nosotros maldición para que nosotros fuésemos hechos bendición donde quiera que estemos y vayamos, porque llevamos en nuestro cuerpo las marcas de Cristo, pues Su muerte nos dio vida, Su resurrección nos justificó, Su Gracia nos salvó.

Damos gracias a Dios que podemos estar delante de Él, “ante su trono de gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4: 16), pues “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. (Romanos 5: 20). Si Dios da sobreabundante gracia, es porque la necesitamos y sin ella no podríamos vivir. La sobreabundante gracia de Dios nunca desaparece, porque si Dios nos quitara su gracia, entonces nuestra vida dejaría de ser. Veamos, pues la importancia que tiene la gracia para con nosotros. Si tuviéramos que comparar la gracia con algo que es conocido, diríamos que es como el oxígeno que respiramos, el cual no nos cuesta nada; pero imagínense si en este momento el suministro de oxígeno se detuviera, ¿qué pasaría con nuestras vidas? Sencillamente dejaríamos de existir. Así como el oxígeno significa para el hombre o mujer, la vida aquí en la tierra; la gracia es para la persona la vida tanto aquí en la tierra como en el cielo. La gracia es la vida de Dios que viene sobre nosotros, es Su favor manifestado a nuestras vidas.

“Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y milagros en el pueblo. Y se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, de los cireneos y los alejandrinos, y de los de Cilicia y de Asia, discutiendo con Esteban. Y no podían resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba” (Hechos 6: 7-9 RVA).La gracia de Dios y Su poder van de la mano. Pues quien halla gracia ante los ojos de Dios recibe Su poder para hacer las obras de Él aquí en la tierra y así extender Su Reino. Clamemos por la gracia de Dios sobre nuestras vidas con humildad de corazón para cumplir con el propósito de Dios en nuestras vidas y sobre esta tierra, para que Su Reino venga sobre nosotros y Su voluntad sea hecha. Declaramos que tuyo oh Dios es el Reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos, amén.

martes, 10 de mayo de 2011

ÉSTE ES EL MEJOR MOMENTO

ÉSTE ES EL MEJOR MOMENTO DE LA HISTORIA
Siglo XXI, estamos contemplando el poder de la ciencia y la tecnología en acción y al mismo tiempo el poder maligno con toda su devastación. Entonces pensamos: "Dios debe estar muy enojado con toda esta situación y sus ojos ya no soportan ver todo el mal". Dios sigue siendo el Dios justo y misericordioso que nos ha permitido vivir el mejor momento de la historia. Él no está enojado, Su corazón se derrite de amor y compasión. Dios está BUSCANDO a un hombre o a una mujer que haga lo que Él dice: "Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y saque la cara por él para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado!" (Ezequiel 22: 30 NVI) Dios te está buscando a ti y cuando te dejes encontrar, tu corazón empezará a derretirse juntamente con el de Dios y fluirá de ti el amor y la compasión del Dios Todopoderoso para que tu pueblo no sea destruido.

Cuando unas tu sueño al sueño de Dios, brotará en ti el amor por la gente y empezarás a hacer historia, la mejor historia de amor que jamás se haya contado después del Calvario. El amor te saca de la cárcel del legalismo, de ese enclaustramiento ególatra y te lleva adonde nunca imaginaste ir. Empieza a vivir el mejor momento de tu historia. ¡AMA! El mal seguirá su curso, pero mientras tu amor siga fluyendo se abrirá paso por donde otros no se atrevieron a pasar. Este es el mejor momento de la historia de Bolivia y tú puedes escribirlo, porque en medio de tantos "ayes" declaramos que: Bolivia será llena del conocimiento de la gloria del Señor. Tú puedes declarar lo mismo para tu nación, ciudad o barrio, para tu familia, porque el amor se abre paso, hace cauce donde nunca lo hubo para que la tierra se llene del conocimiento de la gloria del Señor.

Empieza a escribir el mejor momento de la historia, porque Dios te dice: “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.” (Jeremías 29: 11 DHH). No mires la calamidad que te rodea, mira lo que Dios tiene para ti, aunque te encuentres en medio de de la calamidad. Los discípulos de Jesús, se encontraron en una ocasión en medio de un mar muy, pero muy tormentoso y pensaron que iban a morir, ellos sólo podían ver la tempestad, pues al parecer no había ni un atisbo de calma, todo era calamidad. Jesús estaba en la barca con ellos, pero dormía.
“Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo. --¡Señor --gritaron--, sálvanos, que nos vamos a ahogar!--Hombres de poca fe --les contestó--, ¿por qué tienen tanto miedo? Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: "¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?” (Mateo 8: 23 – 27). Si Jesús está en tu barca, en tu corazón, aunque parezca que está dormido, Él siempre tiene el control de toda la situación. No te inquietes. Mientras Él esté en tu barca, ten por seguro que no te ahogarás.

La tempestad aparece “de repente”, cuando menos la esperas y su objetivo es hundirte, no viene sólo para darte un gran susto, viene para destruirte, pero con Jesús en tu barca nunca lo logrará; así que, enfrenta a la tempestad como lo hizo Jesús, reprende a esa situación difícil y no mires a la tempestad, para que no apague tu fe, mira sólo a Jesús, Él es el dueño de la situación. No mires que los productos de la canasta familiar han subido hasta las nubes y que lo que ganas ya no te alcanza, mira al Dueño y Señor de la situación, mira a Jesús. Cuando las cosas se ponen difíciles, ése es el mejor momento de la historia, porque te obliga a mirar al que tiene todo el control y ya te ha dado la autoridad para hacer frente a cualquier tempestad en Su nombre y por el poder del Espíritu de Dios que mora en ti. Escribe ya el final de la historia, porque la tempestad viene y se va, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. Recuerda que Él tiene pensamientos de bien para ti, para darte el fin que esperas.