domingo, 25 de octubre de 2009

ENTRE BRUJAS Y CALABAZAS

ENTRE BRUJAS Y CALABAZAS
Halloween es una celebración que se ha extendido por casi todo el mundo como una distracción más, tanto para jóvenes como para niños, inclusive en algunos programas escolares, se exige a los niños disfrazarse de brujas, calabazas, esqueletos, arañas y todo lo que simboliza a la muerte y destrucción, supuestamente con la finalidad de divertir a los niños/as; sin embargo, en este acto aparentemente inofensivo, se va introduciendo a los inocentes niños e incautos jóvenes a una celebración a Satanás, dado que el 31 de octubre es el día de Satanás e inicio del año nuevo satánico. Esta fiesta está siendo tan popular como la Navidad o el carnaval, tanto por el consumismo, como por la publicidad y propaganda que se le da. Los supermercados, tiendas y casi en todo lugar se llenan de disfraces, a cuales más tétricos y colmados de imágenes que evocan muerte. Los padres y madres que no tienen discernimiento se esmeran por comprar un traje o máscara de muerte para sus hijos. Esos padres que tanto aman a sus hijos y no quieren el mal para ellos, menos la muerte de alguno de sus añorados hijos, si tuvieran entendimiento jamás los iniciarían en estas prácticas satánicas.

Entre algarabía, confusión, magia y encanto de esta celebración, algunos padres están abriendo el camino para que sus hijos/as entren a una adoración al diablo; directa o indirectamente, les están entregando a sus hij@s a Satanás involucrándolos en esta festividad y tolerando estas prácticas. Si se toman los elementos que evocan a Satanás y que simbolizan muerte, destrucción, terror, etc., para vestir a los hijos, se los está haciendo partícipes de estas prácticas diabólicas que vienen del mismo infierno, e inclusive si no se disfrazan, pero participan en aquello que es aparentemente inofensivo, como pedir dulces de puerta en puerta, ya están involucrados en actos que son satánicos. “Trick or treat” no son palabras inocentes de la noche de brujas o halloween, éstas encierran una maldición si no se les da lo que piden. Satanás quiere ser adorado a toda costa y él va a inventar cualquier forma de engaño para hacerse adorar.

"Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. A los ojos del Señor tu Dios serás irreprensible.” (Deuteronomio 18: 9-13 NVI)
Dios nos manda a no imitar estas costumbres que son abominables (repugnantes, aborrecibles) para no hacernos nosotros también abominables delante de Él. Dios quiere que todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo sea hallado irreprensible para Su venida. “Y el mismo Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1ª Tesalonicenses 5: 23 RVG-R)
"No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: "Viviré con ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." Por tanto, el Señor añade: "Salgan de en medio de ellos y apártense. No toquen nada impuro, y yo los recibiré." "Seré para ustedes un Padre, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso." (2ª Corintios 6: 14 -18 NVI) ¡Qué maravillosas promesas! y ¡qué amonestación! ¿Verdad que no podemos pasarlas por alto? Por eso Pablo continúa en el capítulo 7: 1 “Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.” Cualquier comunión con las tinieblas contamina nuestro ser, aunque parezca inofensivo. La persona sabia que desea vivir en santidad debe apartarse de toda especie de mal. Tanto halloween, Todo Santos y día de los difuntos que se celebran el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre respectivamente evocan e invocan a la “muerte”, son cultos o consultas a los muertos, santos o no santos; todo esto es abominación al Señor Dios Todopoderoso y ningún hijo de Dios debe practicar y participar de estas festividades.

domingo, 18 de octubre de 2009

INTERCESIÓN Y ADORACIÓN

INTERCESIÓN Y ADORACIÓN, DOS COSAS QUE BUSCA DIOS

Cuando el Sumo Sacerdote tenía que entrar al Lugar Santísimo debía llenar su incensario con incienso para que produjera mucho humo que llenara el pequeño espacio del Lugar Santísimo. En ese lugar no había ninguna luz artificial y la luz del sol no podía penetrar allí, pues estaba totalmente cubierto, entonces cuando éste entraba, no veía absolutamente nada hasta que la luz de la Presencia de Dios lo envolvía y el humo se abría espacio por las cortinas y era visto por el pueblo. El Sumo Sacerdote estaba protegido por el humo, podía ver la luz, pero no a Dios, porque entonces moriría. En el día de la Expiación, una vez al año, entraba el Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo con la sangre del cordero ofrecida por los pecados de él mismo y del pueblo. Ahora, en esta época de Gracia, es por la Sangre del Cordero inmolado en la cruz del Calvario que nosotros podemos entrar al trono de Dios y atraer Su Presencia con el humo de nuestra intercesión y adoración. Estos dos elementos son el incienso de olor fragante que Dios acepta. Este sacrifico es aceptable a Dios. Esto es lo que hace brotar el humo y atrae la Presencia del Dios Todopoderoso. El intercesor sufre dolores de parto, gime por quienes está intercediendo y no se detendrá hasta ver a Cristo formado en ellos y aun así seguirá dando gracias a Dios por ellos. Los intercesores abren camino para que Dios actúe. Levantan a hombres y mujeres a los cuales Dios quiere usar.

“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyese; y no lo hallé.” (Ezequiel 22: 30) Quien se pone a la brecha es el intercesor, clamando a Dios para que no destruya la tierra, aplacando la ira de Dios, pidiendo clemencia y misericordia por el pueblo, confesando el pecado y pidiendo perdón, entonces la nube de Dios empieza a descender, pero no tienes que detenerte, debes empezar a adorar, eso deleita el corazón de Dios y no puede quedarse donde está, viene a tu encuentro, porque Él está buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren." (Juan 4: 23) La adoración conlleva acción de gracias y alabanza, bendiciendo el nombre del Señor y reconociendo Su bondad (Salmo 100: 4,5). Cuando actúas de esa forma, no hay lugar para quejas o lamento, ni acusaciones, porque eso no le agrada a Dios, pues no procede de Él, sino del diablo. De nuestros labios deben brotar sacrificios de gratitud y alabanzas, bendiciendo siempre el nombre de Jesús.

“… por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebreos 7: 25). Jesús intercede por nosotros ante el Padre y cuando nosotros intercedemos por las personas nos unimos a Jesús en la intercesión. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8: 34). Nadie nos puede condenar si Cristo está intercediendo por nosotros. Él está a la diestra de Dios Padre y nosotros Sus hijos con Él (Efesios 2: 6). El adorador no tiene temor, porque el “Perfecto Amor”, que es Cristo, echa fuera el temor; no se puede adorar si hay temor.

Sólo los adoradores atraen la Presencia de Dios. No necesitas tener una hermosa voz, pero si la tienes, úsala; sólo se requiere un corazón hambriento de Dios. Es tan hermoso a sus oídos nuestra adoración, aunque muchos desorejados gallos se escapen de nuestros labios, a Él no le interesa eso, hace callar a todos en el cielo para poder escucharnos, entonces desciende y se acerca a nosotros. No necesitamos entrar a una academia de canto para aprender a cantar, pero si quieres mejorar tu canto, acude a una academia de canto, y si no, eleva un canto a Dios de todo corazón que brote de tu espíritu unido al Espíritu de Dios, que tu corazón empiece a adorar y tus labios a declarar las grandezas de Dios.
Porque Él es bueno y para siempre es Su misericordia, díganlo los redimidos del Señor, los que Él ha redimido con Su Sangre, adórenle los rescatados por el Señor, los que Él rescató con Su Sangre. Adórenle cielo y tierra porque para siempre es Su misericordia. Adórenle en la hermosura de Su Santidad, adórenle con cánticos de júbilo y gratitud en los labios. Adórenle todos los lavados por Su Sangre. Todos los que aman a Dios, ¡adórenle!

Tú ahora eres el Templo de Dios, es dentro de ti que Él quiere ser adorado. Él no quiere ser un visitante más, sino un habitante permanente en Su Templo. Él está tocando a tu corazón ¿lo dejarías entrar?, o ¿pasará de largo y te conformarás con el perfume que indica que estuvo ahí, pero ya no está? Por mucho tiempo la Iglesia se ha conformado con sólo el perfume y descuidó Su Presencia. Lo ha dejado tocando y cuando al fin salió a recibirle, ya Él no estaba, aunque Su fragancia aún permanecía allí. Vivió sólo con la fragancia, pero nunca estuvo con Él. Dios quiere manifestar Su Presencia y esto sólo será posible si encuentra un pueblo que lo está buscando en adoración e intercesión. Enciende la llama de la adoración buscando Su Presencia y pronto provocarás un gran incendio. Intercede por tus hijos, hermanos, personas, nación y pronto provocarás un cambio en tu región. Que Dios te dé entendimiento.

domingo, 11 de octubre de 2009

PONIENDO EN ALTO NUESTRA LUZ

PONIENDO EN ALTO NUESTRA LUZ

"Ustedes son la luz del mundo. Un pueblo asentado sobre un monte no se puede esconder. Igualmente, cuando la gente enciende una lámpara, no la cubren con un tazón, sino la ponen sobre el candelero para que alumbre a todos en la casa. Asimismo dejen que su luz alumbre delante de la gente, de manera que puedan ver las buenas obras que hacen, y alaben a su Padre que está en el cielo.” (Mateo 5: 14 -16TKIM-DE)
“Dios es LUZ, en Él no hay ni una tiniebla” (1ª Juan 1: 5 RV 60) porque Dios no tiene nada que esconder. La luz transparenta todo. Vino Jesús al mundo y dijo que nosotros somos luz, ¿será que vamos a brillar tan intensamente como brillaba Moisés después de haber estado con Dios? Pues sí. Sin embargo esta luz va a ser evidente por la transparencia de nuestras acciones. Cristo dijo que no ocultemos nuestra luz. Literalmente, ¿cómo la vamos a ocultar? Cuando no permitimos que la luz que está en nuestro espíritu salga a flote, porque estamos siendo condescendientes con nuestra vieja naturaleza haciendo cosas que son de las tinieblas. El diseño de Dios para nuestras vidas es que seamos gobernados por nuestro espíritu, porque es allí, si es que hemos recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas, donde reside el Espíritu Santo de Dios, y Él es LUZ. “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón.” (Proverbios 20: 27RV 60) Nuestro espíritu es el que recibe la luz de Dios y nosotros podemos elevarla y hacerla visible o esconderla. Cuando permitimos que el alma (allí se encuentran las emociones, voluntad y pensamiento) sea quien gobierne nuestra vida, estamos tapando la luz y no nos vamos a diferenciar de las demás tinieblas, porque nuestras acciones no van a armonizar con la justicia de Dios.

“Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado.” (1ª Juan 1: 6-7). Una clara evidencia o manifestación que andamos en luz es porque tenemos una comunión transparente con las demás personas, entonces esto hace que la sangre de Jesucristo nos vaya limpiando más y más; pero si nuestra comunión no es sincera, entonces estamos en tinieblas, estamos tapando la luz que tenemos porque nuestra relación con algunas personas no es la correcta. “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” (Mateo 6: 22-23). La palabra “ojeriza” que proviene de ojo, según el DRAE es: “Enojo y mala voluntad contra alguien.” ¿Cómo vemos a algunas personas? Jesús caminó con Judas y sabía quién era, sin embargo nunca tuvo mala voluntad hacia él, sino más bien trató de persuadirlo hasta el final a que deje esa actitud malvada, no con el fin de salvarse Él, sino con el fin de salvarlo a Judas. Si nuestra luz no brilla, jamás va a poder disipar las tinieblas.

"El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar." (1ª Juan 2: 9-10NVI) La mayor evidencia de buenas obras que el mundo puede ver es el amor, cualquiera cosa que hagamos por muy buena que sea, pero sin amor es tiniebla. Lo que oculta nuestra luz es la falta de amor hacia las personas. Cierto día un joven muy rico se acercó a Jesús para preguntarle qué cosas debía hacer para obtener la vida eterna y Jesús le respondió que vendiera todo lo que tenía y lo diera a los pobres. En realidad le quiso decir que con los bienes materiales no se puede comprar la vida eterna y que debía dejar su apego a las riquezas. Pero hay algo que resalta en esta conversación y es lo siguiente: “Jesús lo miró con amor y añadió:-Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.” (Marcos 10: 21) La mirada de Jesús estaba cargada de amor a pesar de que Él sabía que este joven no iba a desprenderse de sus riquezas. El amor no es un mero sentimiento que nace del alma; el genuino amor está en el espíritu, en el santuario de Dios y es ese amor que debemos dar a las personas, sin egoísmos, sin ambiciones ni dobleces, sino transparente en todo y a pesar de todo. Cuando hagamos todas las obras movidas únicamente por este amor, la tierra va a empezar a llenarse del conocimiento de la gloria de Dios. "Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del Señor." (Habacuc 2: 14NVI)
La esencia de Dios es amor, Él es amor, así como es luz. El amor y la luz se complementan porque donde no se actúa por amor hay tinieblas, por eso el apóstol Juan dijo: "El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor." (1ª Juan 4: 16b -18 NVI). El amor es luz porque transparenta cada acción y por eso no teme. Dios nos ha llamado a manifestar Su Luz y la única forma de lograrlo es amando, porque el amor nos hace permanecer en Dios. El “almud” que cubre nuestra luz es la falta de amor. Es hora de arrojarlo al mar y nunca más tratar de recuperarlo. Tú y yo somos la luz que necesita el mundo. Empecemos a alumbrar amando como Jesús nos amó.