OSADÍA DE FE SOBRENATURAL
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman. Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?" (Mateo 14: 23- 31 BPD)
La fe sobrenatural, es decir creerle a Dios, requiere de osadía o resolución de parte de la persona, porque no se trata de una creencia natural, como que yo creo que alguna persona leerá este texto que estoy escribiendo; sino que esta fe tiene que nacer del corazón, “porque con el corazón se cree para justicia” (Romanos 10: 10), es decir para permitir en nosotros que la voluntad de Dios sea hecha. Un corazón resuelto a que la voluntad de Dios se haga en su vida, se mantendrá firme en la Palabra y no dudará a pesar de las circunstancias adversas de la vida. Pedro estuvo resuelto, en primera instancias a hacer la voluntad de Jesús que le dijo “ven”, entonces obedeció la palabra de Jesús y empezó a caminar sobre el agua en base a esa Palabra, pero se detuvo por un instante a escuchar las voces de la tormenta y a contemplar el inmenso mar que parecía devorarlo y fue ahí que empezó a hundirse, porque dudó. Jesús muy pronto atendió al grito desesperado de Pedro pidiendo que lo salvara, pero le censuró por su poca fe debido a la duda; es que la fe no admite duda porque son incompatibles.
La fe sobrenatural hace cosas sobrenaturales, porque no está regida por la razón, sino por el corazón, por el espíritu que sostiene nuestra vida. “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.” (Hebreos 11: 1 DHH). Necesitamos “esperar” algo y tener la seguridad que lo vamos a recibir. ¿Qué esperaba Pedro? "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". Esperaba hacer nada menos que lo mismo que Jesús estaba haciendo, caminar sobre las aguas, ¡eso es osadía! y estaba resuelto a conseguirlo, ya que sin temor alguno, mirando sólo a Jesús se bajó de la barca y se mantuvo como en tierra firme, por un momento. ¿Por qué Pedro no completó su recorrido hasta llegar a Jesús? Porque “dudó” de la Palabra de Jesús cuando vio la furia del mar. Cuando nos detenemos en los problemas o dificultades de la vida, la duda sutilmente toma cabida en nuestro corazón y dejamos de creerle a Dios para creer en la mentiras del diablo, cambiamos fácilmente la verdad por la mentira, entonces empezamos a hundirnos, pero si clamamos a Dios, al único y verdadero Dios, Él extenderá Su mano poderosa y nos rescatará de en medio de la tempestad.
En medio de la crisis mundial que día a día se agudiza, debemos ser osados en nuestra fe, porque “el justo por su fe vivirá”. (Habacuc 2: 4). La fe en la Palabra de Dios es lo único que nos va sostener, así que te animo que a pesar de las calamidades de la vida, mantén tu fe centrada en el autor y perfeccionador de nuestra fe, porque recuerda, “que sin fe es imposible agradar a Dios.” (Hebreos 11: 6). Nuestra fe tiene que ir desarrollándose cada día y no permitamos que la duda nos robe la bendición. La duda hace oír su voz muy dentro de nosotros y nos hace ver los problemas muchísimo más grandes de lo que son; en cambio la fe se centra en la Palabra de Dios y se mantiene firme en Ella hasta alcanzar lo prometido, porque sabe que fiel es el que prometió, el cual también lo hará.
"Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo." (Romanos 10: 17 NVI) La fe viene por oír las palabras de Cristo; la duda viene por oír las palabras del diablo a través de muchas voces que contradicen la voz Dios. Josué debía conducir al pueblo de Dios hacia la tierra prometida, por eso Dios le dijo: “Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas."(Josué 1: 7-9 NVI) La atención de Josué debía estar centrada sólo en la Palabra de Dios, para que su fe creciera cada día y así también su confianza en Dios. Oír otros mensajes que no provienen de Dios, debilita nuestra fe y nos succiona hacia abajo, en cambio oír el mensaje de Dios fortalece nuestra fe y nos eleva a lo sobrenatural, allí donde Dios ya nos ha bendecido con toda bendición sobrenatural en Cristo Jesús. (Efesios 1: 3).
Josué debía pasar todo el tiempo oyendo, repitiendo, meditando la Palabra de Dios, debía invertir en su fe para que ésta crezca. ¿Cuánto tiempo inviertes para oír, estudiar, meditar la Palabra de Dios para que tu fe crezca? Recuerda que te será hecho conforme a tu fe. Una fe osada piensa en grande porque conoce a Su Dios que es sobremanera grande y poderoso; lo conoce porque lo oye, lo piensa, lo sueña, lo anhela cada instante de su vida. La persona de fe se lanza y atrapa lo que Dios tiene para ella, y sabe lo que tiene porque oye el mensaje de Cristo. Sé osado en tu fe, porque Dios es galardonador de los que le buscan. Dios se alegra con los que le creen y los premia con Sus bendiciones. “Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, mi alma no se complacerá en él.” (Hebreos 10: 38 LBLA)
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman. Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?" (Mateo 14: 23- 31 BPD)
La fe sobrenatural, es decir creerle a Dios, requiere de osadía o resolución de parte de la persona, porque no se trata de una creencia natural, como que yo creo que alguna persona leerá este texto que estoy escribiendo; sino que esta fe tiene que nacer del corazón, “porque con el corazón se cree para justicia” (Romanos 10: 10), es decir para permitir en nosotros que la voluntad de Dios sea hecha. Un corazón resuelto a que la voluntad de Dios se haga en su vida, se mantendrá firme en la Palabra y no dudará a pesar de las circunstancias adversas de la vida. Pedro estuvo resuelto, en primera instancias a hacer la voluntad de Jesús que le dijo “ven”, entonces obedeció la palabra de Jesús y empezó a caminar sobre el agua en base a esa Palabra, pero se detuvo por un instante a escuchar las voces de la tormenta y a contemplar el inmenso mar que parecía devorarlo y fue ahí que empezó a hundirse, porque dudó. Jesús muy pronto atendió al grito desesperado de Pedro pidiendo que lo salvara, pero le censuró por su poca fe debido a la duda; es que la fe no admite duda porque son incompatibles.
La fe sobrenatural hace cosas sobrenaturales, porque no está regida por la razón, sino por el corazón, por el espíritu que sostiene nuestra vida. “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.” (Hebreos 11: 1 DHH). Necesitamos “esperar” algo y tener la seguridad que lo vamos a recibir. ¿Qué esperaba Pedro? "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". Esperaba hacer nada menos que lo mismo que Jesús estaba haciendo, caminar sobre las aguas, ¡eso es osadía! y estaba resuelto a conseguirlo, ya que sin temor alguno, mirando sólo a Jesús se bajó de la barca y se mantuvo como en tierra firme, por un momento. ¿Por qué Pedro no completó su recorrido hasta llegar a Jesús? Porque “dudó” de la Palabra de Jesús cuando vio la furia del mar. Cuando nos detenemos en los problemas o dificultades de la vida, la duda sutilmente toma cabida en nuestro corazón y dejamos de creerle a Dios para creer en la mentiras del diablo, cambiamos fácilmente la verdad por la mentira, entonces empezamos a hundirnos, pero si clamamos a Dios, al único y verdadero Dios, Él extenderá Su mano poderosa y nos rescatará de en medio de la tempestad.
En medio de la crisis mundial que día a día se agudiza, debemos ser osados en nuestra fe, porque “el justo por su fe vivirá”. (Habacuc 2: 4). La fe en la Palabra de Dios es lo único que nos va sostener, así que te animo que a pesar de las calamidades de la vida, mantén tu fe centrada en el autor y perfeccionador de nuestra fe, porque recuerda, “que sin fe es imposible agradar a Dios.” (Hebreos 11: 6). Nuestra fe tiene que ir desarrollándose cada día y no permitamos que la duda nos robe la bendición. La duda hace oír su voz muy dentro de nosotros y nos hace ver los problemas muchísimo más grandes de lo que son; en cambio la fe se centra en la Palabra de Dios y se mantiene firme en Ella hasta alcanzar lo prometido, porque sabe que fiel es el que prometió, el cual también lo hará.
"Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo." (Romanos 10: 17 NVI) La fe viene por oír las palabras de Cristo; la duda viene por oír las palabras del diablo a través de muchas voces que contradicen la voz Dios. Josué debía conducir al pueblo de Dios hacia la tierra prometida, por eso Dios le dijo: “Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas."(Josué 1: 7-9 NVI) La atención de Josué debía estar centrada sólo en la Palabra de Dios, para que su fe creciera cada día y así también su confianza en Dios. Oír otros mensajes que no provienen de Dios, debilita nuestra fe y nos succiona hacia abajo, en cambio oír el mensaje de Dios fortalece nuestra fe y nos eleva a lo sobrenatural, allí donde Dios ya nos ha bendecido con toda bendición sobrenatural en Cristo Jesús. (Efesios 1: 3).
Josué debía pasar todo el tiempo oyendo, repitiendo, meditando la Palabra de Dios, debía invertir en su fe para que ésta crezca. ¿Cuánto tiempo inviertes para oír, estudiar, meditar la Palabra de Dios para que tu fe crezca? Recuerda que te será hecho conforme a tu fe. Una fe osada piensa en grande porque conoce a Su Dios que es sobremanera grande y poderoso; lo conoce porque lo oye, lo piensa, lo sueña, lo anhela cada instante de su vida. La persona de fe se lanza y atrapa lo que Dios tiene para ella, y sabe lo que tiene porque oye el mensaje de Cristo. Sé osado en tu fe, porque Dios es galardonador de los que le buscan. Dios se alegra con los que le creen y los premia con Sus bendiciones. “Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, mi alma no se complacerá en él.” (Hebreos 10: 38 LBLA)
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