miércoles, 8 de febrero de 2012

CÓMO RENOVAR LA MENTE



CÓMO RENOVAR LA MENTE
Somos lo que pensamos, es decir que nuestros pensamientos determinan quiénes en realidad somos, porque los pensamientos se convierten en palabras, las palabras en acciones, las acciones en costumbres, las costumbres en hábito y el hábito forma el carácter. El carácter es el sello distintivo de cada persona y éste se va desarrollando por medio de los pensamientos, por eso es importantísimo cuidar nuestros pensamientos. Recuerda: nadie puede pensar tus pensamientos, sólo tú los puedes pensar, porque están en ti y ellos son los que te dan vida, la clase de vida que quieres llevar. “Por encima de todo, guarda tu corazón; porque es la fuente de las consecuencias de la vida”. (Proverbios 4: 23 TKIM-DE). Corazón es la palabra clave, no se refiere al órgano que bombea la sangre, sino más bien a la actitud[1] e intencionalidad[2] de los pensamientos íntimos. ¿Qué guardamos dentro de cada uno de nosotros? ¿Con qué alimentamos nuestra vida interior? Guardamos pensamientos y nos alimentamos de ellos para luego recibir el resultado de los mismos, puede ser bueno o malo, según lo que hayamos estado pensando.

Tú piensas tus propios pensamientos y sólo tú puedes controlarlos, aunque te parezcan como torrentes que te invaden sin pedir permiso, tú puedes poner un alto, tú eres el amo de tus pensamientos, no te vuelvas esclavo de ellos. “Renovaos, pues, ahora en el espíritu de vuestra mente o interior de vuestra alma.” (Efesios 4 23 TA). Nuestros pensamientos necesitan ser renovados, volver a lo que Dios planeó para nosotros desde un principio, es decir, pensar como Dios piensa. Quizá digas: -“Esto es imposible, estamos viviendo en un mundo lleno de maldad y aunque no queramos, nos contaminamos”. No es imposible guardarnos en santidad, apartados para Cristo, a pesar de la contaminación de este mundo, por eso Pablo nos exhorta diciendo: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. (Romanos 12: 2 NVI) (Lee Romanos 12).

“Pues la Escritura dice: ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle?" Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo.” (1ª Corintios 2: 16 DHH) ¿Para qué nos dio Dios la mente de Cristo? Para pensar los pensamientos de Él, porque en una mente sin Cristo no se puede pensar como Él. Ahora, lo importante es adecuar nuestros pensamientos a los pensamientos de Cristo y esto es posible no permitiendo que lo que es contrario a Su Palabra tome posesión de nuestra mente. Alguien dijo: “No podemos evitar que las aves vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que aniden en ella”. No podemos evitar que los pensamientos negativos vengan, pero es nuestra responsabilidad no dejar que se incuben en nuestra mente, es decir no debemos pensarlos, sino sacarlos de inmediato usando la Palabra de Dios como arma de defensa; sabemos que ella es como una espada, entonces, usemos esta poderosa espada para cortar todo pensamiento que envenena nuestro ser.

“En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.” (Filipenses 4: 8 BDP)
Después de todo, ¿qué debemos pensar?
1. Todo lo que es verdadero y noble: Lo verdadero está en la Palabra de Dios. No siempre lo real es verdadero, por ejemplo, si te sientes sola y desamparada, recurre a la Palabra que dice: “No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.” (Isaías 41:10 BDP). Lo noble es aquello grande e ilustre, lo que Dios piensa de ti. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29: 11).
2. Todo lo que es justo y puro. No lo injusto ni impuro o contaminado. Lo justo es que pienses conforme a la Palabra de Dios con respecto a ti y a los demás. Lo puro es lo auténtico, genuino, limpio, así como Dios piensa de ti, Él te ve justo, porque fuiste justificado con la preciosa sangre de Su Hijo Jesucristo. “Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.” (2ª Corintios 5: 21 BLS).
3. Todo lo que es amable y digno de honra. La amabilidad es la simpatía de pensamiento con respecto a nosotros y a los otros, es lo opuesto a la rudeza y antipatía y si pensamos amablemente, esto sí es digno de honra o de buena fama, de renombre, lo contrario sería indigno de honra. “Comportaos sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que vuestra conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabréis cómo responder a cada uno.” (Colosenses 4: 5, 6 BAD).

4. Todo lo que haya de virtuoso o merecedor de alabanza. Lo virtuoso es lo moral, lo sano con respecto a nosotros y a los otros. No podemos tener pensamientos inmorales respecto a las personas, porque acarreamos destrucción para nosotros y también para los otros. El adulterio y la fornicación vienen justamente por pensamientos de inmoralidad, no aparecen de la noche a la mañana, han sido incubado por mucho tiempo y luego dado a luz o consumado. Estos pensamientos no son dignos de encomio o alabanza, sino más bien de reproche.
“Que nadie, al ser tentado, diga: "Es Dios quien me tienta." Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras. Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación. Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida. No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.” (Santiago 1: 14 – 22 NVI)

A modo de reflexión:
Los pensamientos de los justos son rectitud; mas los consejos de los impíos, engaño. (Proverbios 12. 5 RV60)
Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados. (Proverbios 16: 3)
No comas pan con el avaro, Ni codicies sus manjares; porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo. (Proverbios 27: 3)
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. (Salmo 139: 17)
Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.
(Salmo 19: 14 NVI)

No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo. Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado. Practiquen todas las enseñanzas que les he dado; hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir. Y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre. (Filipenses 4: 6- 9 BlS).
[1] Actitud: Disposición de ánimo (alma) manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un gobierno
[2] Intencionalidad: Deliberado. Voluntario, intencionado, hecho a propósito.

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