¿CRISIS U OPORTUNIDAD?
"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito." (Romanos 8: 28 NVI)
El Dios Todopoderoso tiene el control de todas las cosas, Él decide el curso de la historia aunque esto muchas veces, en nuestro limitado criterio, no nos parezca lo mejor; sin embargo Dios tiene un propósito en cada situación. Dios nunca nos dijo que todo iba a ser fácil, ni siquiera para Jesucristo fue cómoda su estancia aquí en la tierra, es más, Él dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33 NVI). Lo importante frente a aquellas situaciones difíciles o conflictivas es mantenernos unidos con Cristo para que Su paz inunde nuestras vidas, de tal modo que unidos con Él nos mantengamos con valor (valientes) sabiendo que Él ya conquistó el mundo, es decir, superó los límites exigidos por este sistema viviendo conforme a la voluntad de Dios y no de este mundo.
Jesús pasó por una crisis cuando dejó Su trono en los cielos y vino a sujetarse a una ley natural de ser engendrado y nacer como humano, susceptible como todos a pecar, pero a pesar de esta circunstancia, Él se mantuvo sujeto y obediente al Padre Celestial; esto fue lo que lo sostuvo firme sin pecado, amando y perdonando a los ofensores, inclusive cuando iba a la cruz, que fue otra crisis dentro de la existente para Él. Bien podía Jesús solucionar su crisis tan sólo pidiéndole a Su Padre que lo ayudara, como lo expresó: “O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y Él me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?” (Mateo 26: 53, 54 RVG-R). La crisis de Jesucristo con todo lo que conllevaba tanto física, anímica y espiritualmente, lo impulsó a salvarnos, perdonando todos nuestros pecados en la cruz y no sólo eso, también nos redimió, libertó, sanó, nos dio paz y prosperidad, haciéndonos semejantes a Él, llevándonos a la categoría de hijos de Dios, dejando de ser el Unigénito Hijo de Dios para ser el Primogénito de entre los mortales. Jesús no miró la crisis ni Su propia situación, sino que vio en ella una oportunidad para dar una solución definitiva al pecado y de este modo convirtió la crisis en una oportunidad para devolvernos lo que el diablo nos robó, esto es: la autoridad para dominar y gobernar sobre todo lo creado, excepto sobre las personas."Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo." Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: "Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo." (Génesis 1: 26-28)
"Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito." (Romanos 8: 28 NVI)
El Dios Todopoderoso tiene el control de todas las cosas, Él decide el curso de la historia aunque esto muchas veces, en nuestro limitado criterio, no nos parezca lo mejor; sin embargo Dios tiene un propósito en cada situación. Dios nunca nos dijo que todo iba a ser fácil, ni siquiera para Jesucristo fue cómoda su estancia aquí en la tierra, es más, Él dijo: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33 NVI). Lo importante frente a aquellas situaciones difíciles o conflictivas es mantenernos unidos con Cristo para que Su paz inunde nuestras vidas, de tal modo que unidos con Él nos mantengamos con valor (valientes) sabiendo que Él ya conquistó el mundo, es decir, superó los límites exigidos por este sistema viviendo conforme a la voluntad de Dios y no de este mundo.
Jesús pasó por una crisis cuando dejó Su trono en los cielos y vino a sujetarse a una ley natural de ser engendrado y nacer como humano, susceptible como todos a pecar, pero a pesar de esta circunstancia, Él se mantuvo sujeto y obediente al Padre Celestial; esto fue lo que lo sostuvo firme sin pecado, amando y perdonando a los ofensores, inclusive cuando iba a la cruz, que fue otra crisis dentro de la existente para Él. Bien podía Jesús solucionar su crisis tan sólo pidiéndole a Su Padre que lo ayudara, como lo expresó: “O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y Él me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?” (Mateo 26: 53, 54 RVG-R). La crisis de Jesucristo con todo lo que conllevaba tanto física, anímica y espiritualmente, lo impulsó a salvarnos, perdonando todos nuestros pecados en la cruz y no sólo eso, también nos redimió, libertó, sanó, nos dio paz y prosperidad, haciéndonos semejantes a Él, llevándonos a la categoría de hijos de Dios, dejando de ser el Unigénito Hijo de Dios para ser el Primogénito de entre los mortales. Jesús no miró la crisis ni Su propia situación, sino que vio en ella una oportunidad para dar una solución definitiva al pecado y de este modo convirtió la crisis en una oportunidad para devolvernos lo que el diablo nos robó, esto es: la autoridad para dominar y gobernar sobre todo lo creado, excepto sobre las personas."Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo." Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: "Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo." (Génesis 1: 26-28)
Cada persona tiene su propia crisis; los matrimonios tienen sus crisis, las familias y las sociedades también enfrentan crisis y hay crisis global que envuelve a todo el mundo. En este tiempo estamos viviendo una crisis global que afecta tanto en lo social, familiar y personal. La escasez de empleo nos aflige, pero si nos detenemos a mirar la crisis, ésta se volverá en un grave problema, en cambio, si vemos en ella la oportunidad para desempolvar nuestras habilidades que han estado dormidas por mucho tiempo, mientras nos conformábamos son el salario de empleado, iremos descubriendo que somos capaces de hacer muchas cosas en pro de la sociedad y de nosotros mismos. Este es el tiempo para nuevos inventos, porque cada ser humano lleva dentro de sí la capacidad de crear o inventar nuevas cosas, lamentablemente muchos usan esta capacidad inventiva para dañar a la humanidad, lo vemos en las armas para la guerra, instrumentos de tortura, aparatos para robar, también en alimentos y fármacos baratos que dañan la salud, etc. Frente a cada crisis debemos ver una oportunidad para salir adelante.
Dios le dijo a Josué que se esforzara y fuera valiente y muy valiente para poseer lo que ya Dios le había dado. “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente: porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra, de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1: 5 -9). A pesar de la promesa, Dios le reitera a Josué que se mantenga firme y obediente en cumplir con lo que Dios dice en Su palabra, porque esto mantendría su vista en lo que Dios le prometió, y no en la crisis momentánea, porque las crisis no son eternas sino pasajeras. No nos conviene detenernos en lo efímero, sino en lo eterno, “porque este mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1ª Juan 2: 17). Además, manteniéndonos firmes en las promesas de Dios, es decir creyéndole, a pesar de las crisis, vamos a hacer prosperar todo lo que emprendamos. Los hijos de Dios no debemos vivir en función de las crisis, sino más bien, debemos ver en cada crisis una oportunidad para desarrollar nuestros talentos y habilidades para extender el reino de Dios y Él se encargará de darnos más iniciativa e inventiva para que surjamos en medio de la crisis. Tan sólo esfuérzate, sé muy valiente y créele a Dios, porque en Dios no verás problemas grandes, sino grandes oportunidades para solucionar cualquier crisis en tu vida o en la vida de las demás personas. Enfócate en Dios, da lo mejor de ti (esfuérzate) y no tengas temor, sé valiente porque Dios tiene el control de todo.
Dios le dijo a Josué que se esforzara y fuera valiente y muy valiente para poseer lo que ya Dios le había dado. “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente: porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra, de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate, y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a derecha ni a izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1: 5 -9). A pesar de la promesa, Dios le reitera a Josué que se mantenga firme y obediente en cumplir con lo que Dios dice en Su palabra, porque esto mantendría su vista en lo que Dios le prometió, y no en la crisis momentánea, porque las crisis no son eternas sino pasajeras. No nos conviene detenernos en lo efímero, sino en lo eterno, “porque este mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1ª Juan 2: 17). Además, manteniéndonos firmes en las promesas de Dios, es decir creyéndole, a pesar de las crisis, vamos a hacer prosperar todo lo que emprendamos. Los hijos de Dios no debemos vivir en función de las crisis, sino más bien, debemos ver en cada crisis una oportunidad para desarrollar nuestros talentos y habilidades para extender el reino de Dios y Él se encargará de darnos más iniciativa e inventiva para que surjamos en medio de la crisis. Tan sólo esfuérzate, sé muy valiente y créele a Dios, porque en Dios no verás problemas grandes, sino grandes oportunidades para solucionar cualquier crisis en tu vida o en la vida de las demás personas. Enfócate en Dios, da lo mejor de ti (esfuérzate) y no tengas temor, sé valiente porque Dios tiene el control de todo.
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