ACERCA DEL PODER DE LA LENGUA
Quiero darte algunos versículos de la Biblia que hablan por sí solos acerca del poder de la lengua. Pon atención y entiende, porque tu vida está en poder de tu lengua.
“La lengua tiene poder sobre la vida y la muerte, aquellos que la gobiernan han de comer sus frutos.” (Proverbios 18: 21 TKIM-DE) Las palabras que hablamos son frutos con los que nos alimentamos; si son buenas palabras, viviremos, pero si son malas palabras, entonces, moriremos. Las buenas palabras activan la vida, elevan las defensas en nuestro cuerpo, nos fortalecen, sincronizan nuestras células para que nuestro cuerpo mantenga su vigor y salud. “Él (Dios) sacia tu boca con cosas buenas, así tu juventud se renueva como la del águila.” (Salmo 103: 5 TKIM-DE). Cuando de nuestros labios salen cosas buenas nuestro cuerpo empieza a rejuvenecerse, a renovarse, porque activamos la vida. ¡Qué buena terapia! Encontramos el elixir de la vida. La vida eterna también depende de lo que declares con tu boca: “¿Qué afirma entonces? "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón." Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.” (Romanos 10: 8 -10 NVI) Confiesa a Jesucristo como tu Señor y Salvador, arrepiéntete de tus pecados y toma la decisión de obedecerle, que venga el Reino de Dios a tu vida para que la voluntad del Todopoderoso sea hecha en ti.
“La palabra amable es árbol de vida; la palabra perversa destruye el espíritu.” (Proverbios 15: 4 PDT). Quien sabe hablar palabras amables (agradables, afectuosas) sabe dar vida, para sí mismo y para quienes las escuchen; pero la palabra malvada o perversa destruye a la persona en su fuero interno, en su espíritu. Jesús dijo: “El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6: 63 NVI). Jesús hablaba palabras que eran espíritu y vida, porque el espíritu es el que da vida; sin embargo una palabra perversa puede anular o destruir el espíritu. ¿Te das cuenta cuán poderosa en la palabra? “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.” (Proverbios 16: 24 NVI). Tú puedes cambiar la vida de las personas y traerles sanidad a sus cuerpos si tan sólo viertes palabras amables, dulces, de buen gusto, no estoy hablando de lisonjas, sino de palabras que declaren el buen deseo para las personas. “Hay quien, hablando, hiere como espada; la lengua de los sabios es medicina.” (Proverbios 12: 18 CAB). Si tus palabras son habladas con sabiduría pueden llegar a ser la mejor medicina para las personas, pero si son habladas a la ligera pueden dañar severamente y hasta causar la muerte emocional o anímica en la persona.
“Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará." (Mateo 12: 36, 37 NVI) En el día del juicio, que con seguridad habrá ese día, TODOS vamos a tener que dar cuenta ante Dios de nuestras palabras y de acuerdo a ellas vamos a recibir la condenación o la absolución. “Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.” (Romanos 10: 10 BPD) Lo que dice nuestra boca nos puede salvar, no solamente para vida eterna, sino que nos puede salvar de situaciones engorrosas aquí y ahora. Por eso es de suma importancia que prestemos la debida atención a lo que hablamos. “El que pone un guardia a su boca y a su lengua, se libra de muchos tormentos.” (Proverbios 21: 23 BL 95).
“Todo el que habla, que hable de acuerdo a la palabra de Dios, y todo el que ministra, que ministre según el poder que Dios le da, para que en todo lo que ustedes hagan, Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y la honra por siempre y para siempre. Amén.” (1ª Pedro 4: 11 SyEspañol). Debemos hablar siempre de acuerdo a la Palabra de Dios para que Jesucristo sea glorificado. “Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero, con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte.” (Apocalipsis 12: 11BL 95) Al acusador, al diablo, se lo vence con la Palabra de Dios que da testimonio del Cordero que derramó Su Sangre en propiciación por nuestros pecados. Hablar la Palabra de Dios, con la misma fe de Dios, así como las habló Jesucristo cuando fue tentado, echa fuera a Satanás de nuestras vidas.
Nuestra lengua debe empezar a proclamar continuamente alabanzas al único y Santo Dios y confesar el Nombre de Jesucristo, porque esa es la mejor alabanza. “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre." (Hebreos 13: 15 NVI) De nuestra boca debe salir continuamente alabanzas a Dios, aunque no sintamos hacerlo, porque si decidimos alabarlo a pesar de las adversidades, Él será glorificado. “El sacrificio de alabanza me glorifica; y a aquel que vaya por la senda correcta Yo enseñaré la salvación de Elohim." (Salmo 50: 23 TKIM –DE) El sacrificio de alabanza brota de los labios que reconocen quién es Jesucristo y cuán incomparablemente valioso es para nuestras vidas el sacrificio que Él hizo en la cruz del Calvario. “Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.” (Salmo 116: 17 RVG-R) Por la eternidad retumbará nuestra alabanza al único que es digno, a Jesucristo el Vencedor. “Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: "¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!" (Apocalipsis 5: 13 NVI) Amén y amén.
Quiero darte algunos versículos de la Biblia que hablan por sí solos acerca del poder de la lengua. Pon atención y entiende, porque tu vida está en poder de tu lengua.
“La lengua tiene poder sobre la vida y la muerte, aquellos que la gobiernan han de comer sus frutos.” (Proverbios 18: 21 TKIM-DE) Las palabras que hablamos son frutos con los que nos alimentamos; si son buenas palabras, viviremos, pero si son malas palabras, entonces, moriremos. Las buenas palabras activan la vida, elevan las defensas en nuestro cuerpo, nos fortalecen, sincronizan nuestras células para que nuestro cuerpo mantenga su vigor y salud. “Él (Dios) sacia tu boca con cosas buenas, así tu juventud se renueva como la del águila.” (Salmo 103: 5 TKIM-DE). Cuando de nuestros labios salen cosas buenas nuestro cuerpo empieza a rejuvenecerse, a renovarse, porque activamos la vida. ¡Qué buena terapia! Encontramos el elixir de la vida. La vida eterna también depende de lo que declares con tu boca: “¿Qué afirma entonces? "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón." Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.” (Romanos 10: 8 -10 NVI) Confiesa a Jesucristo como tu Señor y Salvador, arrepiéntete de tus pecados y toma la decisión de obedecerle, que venga el Reino de Dios a tu vida para que la voluntad del Todopoderoso sea hecha en ti.
“La palabra amable es árbol de vida; la palabra perversa destruye el espíritu.” (Proverbios 15: 4 PDT). Quien sabe hablar palabras amables (agradables, afectuosas) sabe dar vida, para sí mismo y para quienes las escuchen; pero la palabra malvada o perversa destruye a la persona en su fuero interno, en su espíritu. Jesús dijo: “El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6: 63 NVI). Jesús hablaba palabras que eran espíritu y vida, porque el espíritu es el que da vida; sin embargo una palabra perversa puede anular o destruir el espíritu. ¿Te das cuenta cuán poderosa en la palabra? “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.” (Proverbios 16: 24 NVI). Tú puedes cambiar la vida de las personas y traerles sanidad a sus cuerpos si tan sólo viertes palabras amables, dulces, de buen gusto, no estoy hablando de lisonjas, sino de palabras que declaren el buen deseo para las personas. “Hay quien, hablando, hiere como espada; la lengua de los sabios es medicina.” (Proverbios 12: 18 CAB). Si tus palabras son habladas con sabiduría pueden llegar a ser la mejor medicina para las personas, pero si son habladas a la ligera pueden dañar severamente y hasta causar la muerte emocional o anímica en la persona.
“Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará." (Mateo 12: 36, 37 NVI) En el día del juicio, que con seguridad habrá ese día, TODOS vamos a tener que dar cuenta ante Dios de nuestras palabras y de acuerdo a ellas vamos a recibir la condenación o la absolución. “Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.” (Romanos 10: 10 BPD) Lo que dice nuestra boca nos puede salvar, no solamente para vida eterna, sino que nos puede salvar de situaciones engorrosas aquí y ahora. Por eso es de suma importancia que prestemos la debida atención a lo que hablamos. “El que pone un guardia a su boca y a su lengua, se libra de muchos tormentos.” (Proverbios 21: 23 BL 95).
“Todo el que habla, que hable de acuerdo a la palabra de Dios, y todo el que ministra, que ministre según el poder que Dios le da, para que en todo lo que ustedes hagan, Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y la honra por siempre y para siempre. Amén.” (1ª Pedro 4: 11 SyEspañol). Debemos hablar siempre de acuerdo a la Palabra de Dios para que Jesucristo sea glorificado. “Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero, con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte.” (Apocalipsis 12: 11BL 95) Al acusador, al diablo, se lo vence con la Palabra de Dios que da testimonio del Cordero que derramó Su Sangre en propiciación por nuestros pecados. Hablar la Palabra de Dios, con la misma fe de Dios, así como las habló Jesucristo cuando fue tentado, echa fuera a Satanás de nuestras vidas.
Nuestra lengua debe empezar a proclamar continuamente alabanzas al único y Santo Dios y confesar el Nombre de Jesucristo, porque esa es la mejor alabanza. “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre." (Hebreos 13: 15 NVI) De nuestra boca debe salir continuamente alabanzas a Dios, aunque no sintamos hacerlo, porque si decidimos alabarlo a pesar de las adversidades, Él será glorificado. “El sacrificio de alabanza me glorifica; y a aquel que vaya por la senda correcta Yo enseñaré la salvación de Elohim." (Salmo 50: 23 TKIM –DE) El sacrificio de alabanza brota de los labios que reconocen quién es Jesucristo y cuán incomparablemente valioso es para nuestras vidas el sacrificio que Él hizo en la cruz del Calvario. “Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová.” (Salmo 116: 17 RVG-R) Por la eternidad retumbará nuestra alabanza al único que es digno, a Jesucristo el Vencedor. “Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: "¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!" (Apocalipsis 5: 13 NVI) Amén y amén.