TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE
“Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No digas: 'Si puedes hacer algo', todo es posible para el que cree. Entonces, el padre del muchacho gritó muy fuerte: -¡Creo, ayúdame a creer aun más!” (Marcos 9: 22-24 PDT)
Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. -¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.- ¡Sí creo! -exclamó de inmediato el padre del muchacho-. ¡Ayúdame en mi poca fe! (Marcos 9: 22-24 NVI)
La fe es personal y debe nacer en el corazón, no en la razón. Para que esto suceda, la Palabra de Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra vida, reconociendo que es Dios mismo Quien nos habla y apropiarnos de aquello que Él dice, pero apropiarnos con el corazón, con el espíritu, porque la Palabra de Dios no es mera información para nuestro intelecto, sino que es vida para todo nuestro ser. La Palabra de Dios es la autoridad máxima y final frente a cualquier situación, aunque haya dos realidades evidentes pero contradictorias ante a una misma situación, lo que debe primar es la realidad espiritual, la Palabra de Dios. Por ejemplo: Si tu cuerpo tiene una enfermedad que es notoria por el dolor y las molestias de la misma y tú sientes que en realidad estás enfermo y por supuesto que estás; pero al mismo tiempo la Palabra de Dios dice que Jesús llevó nuestras enfermedades y dolores sobre Su cuerpo y por Sus llagas ya fuimos curados (1ª Pedro 2: 24), ¿a quién vas a dar el crédito? Por supuesto que a la Palabra de Dios. Si le creemos a Dios, y le creemos y le creemos, nuestra fe va a crecer. Jesús puede sanar cualquier enfermedad o dolencia, eso está en su sola potestad, pero requiere que la persona que solicita su ayuda, también crea que (él o ella) es capaz de recibir lo que Dios ya nos otorgó por medio de Jesucristo. No hay nada imposible para Dios y todo es posible para el que cree o Le cree a Dios.
"Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian." (Salmo 31: 19 NVI) Dios nos ha dado, a sus hijos/as Su Espíritu que es Su poder para que a través de ese Poder al que nos hemos unido en espíritu, logremos un cambio de la mente para pensar como Cristo, pensamientos de fe, esa fe de Dios que produce resultados visibles. La fe en Dios nos aleja de las preocupaciones o ansiedades y da reposo a nuestra alma.
"Por eso les digo: no se preocupen por la comida ni por la bebida ni tampoco por la ropa que se van a poner. Ciertamente la vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa. Miren a las aves, ellas no cultivan ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros. Sin embargo, su Padre que está en el cielo les da alimento. ¿No son ustedes más importantes que ellas? Con sólo preocuparse no van a añadir más tiempo a su vida. "¿Y por qué se preocupan por la ropa? Fíjense cómo crecen las flores del campo. Ellas no trabajan para hacer su vestido. Sin embargo, les aseguro que ni siquiera el rey Salomón con toda su gloria se vistió como una de ellas. Así que, si Dios viste a todo lo que crece en el campo, que hoy tiene vida pero que mañana será quemado en un horno, con mucha más razón cuidará de ustedes. ¡No sean gente de poca fe! Así que no se preocupen ni digan: '¿Qué vamos a comer?' o '¿Qué vamos a beber?' o '¿Qué ropa vamos a usar?' La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero ustedes tienen a su Padre en el cielo que sabe que necesitan todo esto. Así que, primero busquen el reino de Dios y el bien que Dios quiere que hagan, y se les dará todo lo que necesitan. No se preocupen por el día de mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene sus propios problemas.” (Mateo 6: 25-34 PDT) En este pasaje Jesús nos está ordenando que no nos preocupemos por la comida, bebida, o la ropa, cosas cotidianas, pero que al llegar a ser preocupación en nosotros/as, nos alejan de Dios, pues no estamos creyendo que Él nos va a sustentar y además reduce las defensas de nuestro cuerpo, produciendo el famoso “estrés” y haciéndonos susceptibles a otras enfermedades acortando de este modo nuestra existencia, de tal forma que no podamos cumplir con lo que Dios nos asignó para esta vida y nuestra tarea quede inconclusa.
Creerle a Dios en todo y para todo, no tiene que ser la última opción, sino la primera y única. Cuando le creemos a Dios formamos un campo magnético a nuestro alrededor y atraemos aquello por lo que estamos creyéndole, eso es fe. “Ahora bien, tener fe es estar seguro de aquello que esperamos; es creer en algo que no vemos.” (Hebreos 11: 1 PDT Creer es sinónimo de estar seguro, no suponer algo que tal vez algún día reciba, sino más bien una absoluta seguridad que ya tenemos aquello que estamos esperando, aun sin verlo todavía. ¿Quieres ser sano? Aprópiate por fe de tu sanidad. Declara en fe lo que Dios ya te otorgó a través de Jesucristo. Que de tu boca sólo salgan las palabras de Dios para ti. Agárrate de lo que por derecho te pertenece. “BENDICE, alma mía á Jehová; Y bendigan todas mis entrañas su santo nombre. Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” (Salmo 103: 1-5 SRV). Haz lo que dice este salmo para que tu mente no empiece a dudar. Acuérdate de todo lo bueno que Dios hizo en tu vida, reconócelo, háblalo, repítelo y agradece a Dios por todas Sus bondades para contigo y empieza a alabar a Dios de todo corazón, creyendo que si Él lo dijo, Él cumplirá Su Palabra. TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE.
“Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No digas: 'Si puedes hacer algo', todo es posible para el que cree. Entonces, el padre del muchacho gritó muy fuerte: -¡Creo, ayúdame a creer aun más!” (Marcos 9: 22-24 PDT)
Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. -¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.- ¡Sí creo! -exclamó de inmediato el padre del muchacho-. ¡Ayúdame en mi poca fe! (Marcos 9: 22-24 NVI)
La fe es personal y debe nacer en el corazón, no en la razón. Para que esto suceda, la Palabra de Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra vida, reconociendo que es Dios mismo Quien nos habla y apropiarnos de aquello que Él dice, pero apropiarnos con el corazón, con el espíritu, porque la Palabra de Dios no es mera información para nuestro intelecto, sino que es vida para todo nuestro ser. La Palabra de Dios es la autoridad máxima y final frente a cualquier situación, aunque haya dos realidades evidentes pero contradictorias ante a una misma situación, lo que debe primar es la realidad espiritual, la Palabra de Dios. Por ejemplo: Si tu cuerpo tiene una enfermedad que es notoria por el dolor y las molestias de la misma y tú sientes que en realidad estás enfermo y por supuesto que estás; pero al mismo tiempo la Palabra de Dios dice que Jesús llevó nuestras enfermedades y dolores sobre Su cuerpo y por Sus llagas ya fuimos curados (1ª Pedro 2: 24), ¿a quién vas a dar el crédito? Por supuesto que a la Palabra de Dios. Si le creemos a Dios, y le creemos y le creemos, nuestra fe va a crecer. Jesús puede sanar cualquier enfermedad o dolencia, eso está en su sola potestad, pero requiere que la persona que solicita su ayuda, también crea que (él o ella) es capaz de recibir lo que Dios ya nos otorgó por medio de Jesucristo. No hay nada imposible para Dios y todo es posible para el que cree o Le cree a Dios.
"Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian." (Salmo 31: 19 NVI) Dios nos ha dado, a sus hijos/as Su Espíritu que es Su poder para que a través de ese Poder al que nos hemos unido en espíritu, logremos un cambio de la mente para pensar como Cristo, pensamientos de fe, esa fe de Dios que produce resultados visibles. La fe en Dios nos aleja de las preocupaciones o ansiedades y da reposo a nuestra alma.
"Por eso les digo: no se preocupen por la comida ni por la bebida ni tampoco por la ropa que se van a poner. Ciertamente la vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa. Miren a las aves, ellas no cultivan ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros. Sin embargo, su Padre que está en el cielo les da alimento. ¿No son ustedes más importantes que ellas? Con sólo preocuparse no van a añadir más tiempo a su vida. "¿Y por qué se preocupan por la ropa? Fíjense cómo crecen las flores del campo. Ellas no trabajan para hacer su vestido. Sin embargo, les aseguro que ni siquiera el rey Salomón con toda su gloria se vistió como una de ellas. Así que, si Dios viste a todo lo que crece en el campo, que hoy tiene vida pero que mañana será quemado en un horno, con mucha más razón cuidará de ustedes. ¡No sean gente de poca fe! Así que no se preocupen ni digan: '¿Qué vamos a comer?' o '¿Qué vamos a beber?' o '¿Qué ropa vamos a usar?' La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero ustedes tienen a su Padre en el cielo que sabe que necesitan todo esto. Así que, primero busquen el reino de Dios y el bien que Dios quiere que hagan, y se les dará todo lo que necesitan. No se preocupen por el día de mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene sus propios problemas.” (Mateo 6: 25-34 PDT) En este pasaje Jesús nos está ordenando que no nos preocupemos por la comida, bebida, o la ropa, cosas cotidianas, pero que al llegar a ser preocupación en nosotros/as, nos alejan de Dios, pues no estamos creyendo que Él nos va a sustentar y además reduce las defensas de nuestro cuerpo, produciendo el famoso “estrés” y haciéndonos susceptibles a otras enfermedades acortando de este modo nuestra existencia, de tal forma que no podamos cumplir con lo que Dios nos asignó para esta vida y nuestra tarea quede inconclusa.
Creerle a Dios en todo y para todo, no tiene que ser la última opción, sino la primera y única. Cuando le creemos a Dios formamos un campo magnético a nuestro alrededor y atraemos aquello por lo que estamos creyéndole, eso es fe. “Ahora bien, tener fe es estar seguro de aquello que esperamos; es creer en algo que no vemos.” (Hebreos 11: 1 PDT Creer es sinónimo de estar seguro, no suponer algo que tal vez algún día reciba, sino más bien una absoluta seguridad que ya tenemos aquello que estamos esperando, aun sin verlo todavía. ¿Quieres ser sano? Aprópiate por fe de tu sanidad. Declara en fe lo que Dios ya te otorgó a través de Jesucristo. Que de tu boca sólo salgan las palabras de Dios para ti. Agárrate de lo que por derecho te pertenece. “BENDICE, alma mía á Jehová; Y bendigan todas mis entrañas su santo nombre. Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” (Salmo 103: 1-5 SRV). Haz lo que dice este salmo para que tu mente no empiece a dudar. Acuérdate de todo lo bueno que Dios hizo en tu vida, reconócelo, háblalo, repítelo y agradece a Dios por todas Sus bondades para contigo y empieza a alabar a Dios de todo corazón, creyendo que si Él lo dijo, Él cumplirá Su Palabra. TODO ES POSIBLE PARA EL QUE CREE.
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