viernes, 8 de mayo de 2009

EL PODER DE LA PALABRA HABLADA

EL PODER DE LA PALABRA HABLADA
Antes de que todo comenzara ya existía aquel que es la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y era Dios .Cuando Dios creó todas las cosas, allí estaba la Palabra. Todo fue creado por ella, y sin ella, nada se hizo. De la Palabra nace la vida, y ella, que es la vida, es también nuestra luz. La luz alumbra en la oscuridad, ¡nada puede destruirla!
(Juan 1: 1-5 BLS)
La palabra tiene poder creativo. La prudencia nos lleva a cuidar bien lo que hablamos, porque nuestras palabras tienen tremendo poder de muerte o vida (Proverbios 18. 21). En el principio todo se hizo a través de La Palabra. Los sueños de Dios se hicieron realidad cuando la Palabra fue dicha. La Palabra estaba en el corazón de Dios y cuando fue pronunciada emergió la luz que disipó las tinieblas y continuó la Palabra fluyendo y creando, porque La Palabra es vida y la vida es luz. Cuando la luz de la Palabra penetra en las áreas oscuras de nuestro ser, emerge la vida y aleja la muerte. Las tinieblas son muerte y no hay comunión con la luz, porque vida y muerte no son compatibles.

“Jesucristo nos enseñó que Dios es luz, y que donde Dios está no hay oscuridad. Este es el mensaje que ahora les anunciamos. Si decimos que somos amigos de Dios y, a la vez, vivimos pecando, entonces resultamos ser unos mentirosos que no obedecen a Dios. Pero si vivimos en la luz, así como Dios vive en la luz, nos mantendremos unidos como hermanos y Dios perdonará nuestros pecados por medio de la sangre de su Hijo Jesús.” (1ª Juan 1: 5-7 BLS) La luz de Dios en nuestras vidas nos hace transparentes, sin dobleces, y las palabras que broten de nuestra boca serán palabras de vida para quienes las oigan. Entonces dejaremos de juzgarnos unos a otros, de condenarnos, sino más bien nos exhortaremos unos a otros en amor, para ver si podemos levantar al caído y que Dios lo restaure. "Hermanos en Cristo, no les estoy dando un mandamiento nuevo. En realidad, es el mismo mandamiento que Dios les dio desde el principio. Es un mandamiento muy antiguo, y ustedes ya lo conocen. Sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, y ya saben lo que significa, como también Cristo lo sabe. Él es la luz verdadera, que brilla cada vez más fuerte y hace que la oscuridad vaya disminuyendo. Si alguno dice que vive en la luz, pero odia a otro miembro de la iglesia o a cualquier persona, en realidad vive en una gran oscuridad. El que ama a los demás, vive bajo la brillante luz de Dios y no causa ningún problema a los de su iglesia Pero el que odia a otro cristiano, vive en la oscuridad, y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego." (1ª Juan 2: 7-11). El amor de Dios en nuestras vidas hace que brille Su luz en nosotros y las palabras que broten de nuestros labios serán poderosas para dar vida porque salen cargadas de fe y nunca dirán nada que dañe al prójimo.

Las palabras están en el espíritu y de allí brotan. Cuando nuestro espíritu está lleno del Espíritu Santo de Dios, entonces nuestras palabras serán luz y crearán vida. Cuando Dios creó las cosas, este planeta estaba desordenado y vació, pero Su Palabra lo llenó de luz y vida. Cuando el caos reine a nuestro alrededor, dejemos que la luz que está en nosotros brille y hablemos vida, declarando con fe que Aquel que es Todopoderoso removerá las tinieblas y hará que Su Vida se manifieste, porque es el único que tiene poder para resucitar muertos y crear cosas nuevas. Dejemos que Jesús, que es la Palabra, salga de nuestra boca.

Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se debe adorarlo. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto. (Romanos 12: 1, 2 BLS) Necesitamos urgentemente cambiar nuestra forma de pensar para poder pensar los pensamientos de Cristo, y como los pensamientos se traducen en palabras, pronto estaremos hablando las palabras de Él y manifestando Su luz. Dios quiere que seamos manifestadores de Su Luz para que demos de Su vida a los demás. Cuando todo nuestro ser esté entregado a Dios, vamos a fluir en el lenguaje de Dios, en la fe que va a redundar en adoración; y allí en la intimidad, vamos adquiriendo el estilo de vida de Dios, nos empapamos de Él, hasta que todo nuestro ser se conjugue con el de Dios, así dejamos de poner nuestra mirada en nosotros mismos y sólo la centramos en Dios, pues Él es el único que importa, entonces fluye la adoración, porque sólo lo vemos a Él; Su Santidad nos envuelve de tal forma que no podemos mirarnos, sino contemplar la belleza de Su Santidad, la hermosura del más hermoso de los hombres. Allí atrapamos el corazón de Dios y nuestra vida deja de ser nuestra, porque ya se la hemos dado a nuestro Dueño y Señor. La Luz nos absorbe y Su Vida destila de nuestro ser para vida; nuestros pensamientos los sujetamos a Cristo; nuestras palabras son luz y verdad y brota de nuestro ser el amor, porque hemos entrado en Él. Dios es amor y lo manifestó en la cruz. Cuando Su amor se hace vida en nosotros, se manifiesta en la crucifixión de nuestro YO, para soltar ligaduras de impiedad, para sacar de la cárcel a los presos, para quitar la venda de los ojos para que puedan ver, para libertar y para darnos como Cristo se dio por nosotros. Nuestras palabras pueden soltar, sacar, quitar, libertar y redundar en otros, vaciarnos para que ellos reciban vida, la vida de Dios. Somos comunicadores de vida, manifestadores de la luz de Dios y nuestras palabras tienen poder. Usa ese poder para producir vida, la vida de Dios.

1 comentario:

casa da poesia dijo...

lindo!...e para ti...

"Ima phuyun jaqay phuyu..."

salut!...