jueves, 1 de enero de 2009

PREDESTINADOS PARA SER COMO CRISTO


ESTAMOS PREDESTINADOS PARA SER COMO CRISTO
Romanos 8: 28 “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” ¿Tú crees que fuiste llamada/o de acuerdo con su propósito? Si es así, entonces sigue leyendo.

Romanos 8: 29 “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” ¿Crees que Dios te conoció desde siempre? Si estuviste en la mente de Dios aun antes de que el universo fuera creado, es porque Dios ya te había conocido y ya te dio un propósito para lo cual has sido creada/o. Ese propósito es que tú seas transformada/o a la misma imagen de Su Hijo, para que te parecieras a Jesús el Cristo en todo, porque la gloria que Él recibió del Padre ya nos la dio, con el solo propósito de que seamos uno con Él, así como Jesucristo es UNO con el Padre. (Juan 17: 22). Si permanecemos unidos a Cristo, lo que se va a producir en nosotros es Su imagen, la única imagen que Dios reconoce.

El propósito y meta eternos de Dios es que lleguemos a ser como Su Hijo, por eso estamos aquí, y ese debería ser también nuestro único objetivo. El apóstol Pablo dijo lo siguiente en Filipenses 3: 9-16 (CAS) “Mi mayor anhelo es sentirme unido a él, no ya en virtud de una justicia mía, personal, resultado de mi estricta obediencia a la ley mosaica, sino solamente por la fe en él, en Cristo, porque Dios nos hace justos por la fe. Yo he renunciado a todo lo demás por llegar a conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y por ser semejante a él mediante la participación en sus sufrimientos y en su muerte; es decir, por ver si de una o de otra manera puedo alcanzar la resurrección de los muertos. « Ciudadanos del cielo » No digo que haya logrado ya esa meta, ni que yo sea perfecto. Lo que pretendo es seguir adelante, tratando de ver si un día podré ser lo que Cristo, al salvarme, quiso que fuese. No, hermanos, todavía no soy como debo ser; pero, eso sí, olvidando las cosas que voy dejando atrás y mirando a lo que está delante, procuro alcanzar la meta y recibir el premio celestial al que Dios me ha llamado por medio de Cristo Jesús. Confío en que todos los que hemos llegado a la madurez en la fe estemos de acuerdo en estas cosas; y si en algo no lo estáis, espero que Dios os lo haga entender, para que podamos seguir caminando juntos, movidos por un mismo sentir.”

Romanos 8: 30 “A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.” Un día, en la eternidad, Dios te soñó, después te llamó y tú aceptaste Su llamado al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida y en ese momento Él te hizo justo, porque “al que no conoció pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.” (2ª Corintios 5: 21).También Dios nos glorificó al introducirnos en Aquel que es digno de toda gloria, en Jesucristo el Señor. Hemos sido creados en Cristo por voluntad de Dios, “para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en el Amado.” (Efesios 1: 6). Estamos destinados a ser alabanza; y recuerda que la alabanza te posesiona y posiciona (afirma) en el lugar que Dios ya ha establecido para ti, en Cristo. Los adoradores en el cielo están constantemente dando gloria al único que es digno de adoración y lo siguen por todo lado en alabanza y adoración. Cuando tú Le alabas y adoras, no sólo Le tributas alabanza, sino que te vuelves "Alabanza”, todo tu ser se mueve en alabanza y haces vibrar cada cuerda dentro de ti en alabanza y adoración a Jesucristo.

En la eternidad un ser era todo alabanza, fue llamado Lucifer, porque la alabanza es luz, pero él se llenó de oscuridad al querer recibir la gloria y no darla al único merecedor de toda gloria, por eso fue sacado de la presencia de Dios y destinado a una eterna oscuridad. Ahora Dios nos ha otorgado el privilegio de ser alabanza para manifestar Su luz y gloria. Dejemos de lado todo aquello que no nos permite alabarle (resentimiento, temor, duda, angustia y toda obra de la carne) y mantengamos la alabanza como un estilo de vida en nosotros, porque eso es lo que haremos por la eternidad.

Romanos 8: 31 "¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?" ¡Qué diré frente a esto! Que nada ni nadie, me podrá arrebatar de los brazos amorosos de mi Señor Jesucristo, porque mi vida está escondida en Él, he sido engendrada en Cristo, Su naturaleza me da vida, el conocerle me fortalece, formo parte de Él, así como la rama de la vid que está sujeta al tronco, es parte de la misma vid, y no se puede decir que es otra cosa, porque tiene la misma naturaleza del tronco. No soy un parásito absorbiendo la sabia de la planta, pero sin producir fruto. La rama propia de la planta absorbe los nutrientes con un solo propósito, la de dar fruto, y ese fruto es la gloria del Padre, porque a través del fruto se conoce a la planta.

Romanos 8: 32 “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?” ¿Puedes creer esto? Dios quiere darnos todas las cosas que en su infinita sabiduría Él sabe que es lo mejor para nosotros; sin embargo nosotros estamos viendo solamente lo que nuestra limitada visión nos permite ver y nos aferramos a ello. Dile al Señor que te muestre qué tiene para ti y no lo pierdas de vista hasta conseguirlo. Haz como Jacob y dile: “No te soltaré hasta que me bendigas” (Génesis 32: 26b). ¿Por qué Jacob le dijo eso? Porque ya Dios le había dicho: “No te abandonaré hasta cumplir todo lo que te he prometido” (Génesis28: 15b). Dios cumple lo que ha prometido. Dios ya te ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. (Efesios 1: 3). Si puedes creerlo, ya tienes sus promesas cumplidas en ti, porque al que Le cree, todo le es posible.

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