¿QUÉ HACER CUANDO TODO PARECE DIFÍCIL?
"Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron." (Hechos 16: 25, 26)
Cuando parece que todo está muy oscuro y que nos encontramos en lo más profundo de una celda, ¿cuál debe ser nuestra actitud? Si lees Hechos 16: 16 – 40, verás que Pablo y Silas fueron azotados con varas y por supuesto que estaban con heridas y muy adoloridos, tanto física como emocionalmente, porque se los había castigado injustamente, y eso duele, ¿verdad? “La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. Y después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.” (Hechos 16: 22-24). La situación de estos dos hombres era terrible, lo menos que ellos podían hacer humanamente era quejarse y lamentar su situación; sin embargo, ellos hicieron algo muy contrario a toda lógica humana, se pusieron a orar y cantar a Dios con todas sus fuerzas y era “media noche”. Por supuesto que los presos se despertaron y fue mejor que se hayan despertado con los cánticos que con lo que vino después.
"Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron." (Hechos 16: 25, 26)
Cuando parece que todo está muy oscuro y que nos encontramos en lo más profundo de una celda, ¿cuál debe ser nuestra actitud? Si lees Hechos 16: 16 – 40, verás que Pablo y Silas fueron azotados con varas y por supuesto que estaban con heridas y muy adoloridos, tanto física como emocionalmente, porque se los había castigado injustamente, y eso duele, ¿verdad? “La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. Y después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo.” (Hechos 16: 22-24). La situación de estos dos hombres era terrible, lo menos que ellos podían hacer humanamente era quejarse y lamentar su situación; sin embargo, ellos hicieron algo muy contrario a toda lógica humana, se pusieron a orar y cantar a Dios con todas sus fuerzas y era “media noche”. Por supuesto que los presos se despertaron y fue mejor que se hayan despertado con los cánticos que con lo que vino después.
Pablo y Silas fueron castigados por seguir a Dios, entonces ¿por qué no se enojaron contra Dios? Porque lo que Satanás justamente quería era que ellos tengan una actitud de rabia y enfado contra Dios, pero ellos, como fieles seguidores del Dios Altísimo, estaban dichosos de sufrir por Él, porque sabían que si Le adoraban a pesar de las circunstancias, que no eran nada buenas, Dios se encargaría de liberarlos y les haría justicia. Y así fue. Veamos qué pasó: Era como media noche. ¿Qué nos sugiere esto? Que la oscuridad reinaba alrededor. No había posibilidad de salir de la cárcel a donde fueron echados. Sus pies estaban sujetos al cepo. Humanamente no tenían escapatoria. Pero ellos ya no pensaban como cualquier humano, ellos tenían la mente de Cristo y sabían qué hacer ante esta terrible circunstancia. No se centraron en su dolor, no miraron las circunstancias, sólo miraron a Aquél que es más grande que cualquier incidente pasajero; se centraron en Jesucristo y empezaron a glorificarle. No es fácil hacerlo en medio de una situación de esa naturaleza, pero ellos se atrevieron y el resultado fue sorprendente. “De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.”
El poder de Dios actuó en un “de repente”. Ellos no imaginaban lo que Dios iba a hacer, tan sólo dejaron que Él actúe, no se interpusieron con lamentos o quejas, o preguntando por qué les pasaba esto; sino que se regocijaron en el Señor y le adoraron. La adoración hace estremecer los cimientos, abrir los cerrojos de hierro, soltar las cadenas y hace caer rendido al verdugo; porque cuando adoramos estamos reconociendo quién es nuestro Dios y nos sujetamos a Su voluntad a pesar de no entender qué está pasando. Dios tenía un propósito grande al llevarlos a la cárcel. Te preguntarás y ¿no podría haberlo hecho de otra forma menos dolorosa? Claro que sí. Dios no los mandó golpear, fue el diablo y sus secuaces que indujeron a las personas a hacerlo; pero ellos no contaban con el plan de Dios. Estos malvados quisieron hacer callar a Pablo y Silas; sin embargo Dios usó este acontecimiento para demostrar Su gloria y poder y para salvar no sólo al carcelero y su familia, sino también a los presos y a las personas de ese lugar, porque con tremendo incidente yo creo que ellos fueron impactados, porque la gloria de Dios se manifestó y cuando la gloria de Dios se manifiesta, hay transformación.
Muchos vamos a tener una “media noche” en nuestra propia cárcel del alma, cuando todo parece difícil y sin salida, entonces lo único que nos queda es adorar a Dios, porque cuando adoramos atraemos la gloria de Dios y ésta se hace visible, irrumpe en el lugar de adoración, desbarata las estructuras que se establecieron en la mente, liberta a los prisioneros del alma, sacude nuestro fuero interno y ya no podemos permanecer preocupados porque Su presencia lo llena todo, entonces nos rendimos a Dios quien es el único digno de adoración y alabamos, juntamente con todos los seres del universo, al único que es digno de toda la gloria y alabanza: “Y también oí decir a todos los seres del universo: “¡Que todos alaben al que está sentado en el trono, y también al Corder0! Que lo llamen maravilloso, y por siempre admiren su poder”. (Apocalipsis 4: 13 BLS). El poder de Dios es siempre más grande que cualquier otro poder. Alaba y glorifica a Dios porque sólo Él es digno de suprema alabanza, porque nadie puede hacer las obras portentosas que Él hizo, nadie puede darte la salvación y vida eterna que sólo Jesús, con Su sacrificio en la cruz, te pudo dar y verás cómo Dios te liberta. Adora a Dios aunque todo parezca difícil.
El poder de Dios actuó en un “de repente”. Ellos no imaginaban lo que Dios iba a hacer, tan sólo dejaron que Él actúe, no se interpusieron con lamentos o quejas, o preguntando por qué les pasaba esto; sino que se regocijaron en el Señor y le adoraron. La adoración hace estremecer los cimientos, abrir los cerrojos de hierro, soltar las cadenas y hace caer rendido al verdugo; porque cuando adoramos estamos reconociendo quién es nuestro Dios y nos sujetamos a Su voluntad a pesar de no entender qué está pasando. Dios tenía un propósito grande al llevarlos a la cárcel. Te preguntarás y ¿no podría haberlo hecho de otra forma menos dolorosa? Claro que sí. Dios no los mandó golpear, fue el diablo y sus secuaces que indujeron a las personas a hacerlo; pero ellos no contaban con el plan de Dios. Estos malvados quisieron hacer callar a Pablo y Silas; sin embargo Dios usó este acontecimiento para demostrar Su gloria y poder y para salvar no sólo al carcelero y su familia, sino también a los presos y a las personas de ese lugar, porque con tremendo incidente yo creo que ellos fueron impactados, porque la gloria de Dios se manifestó y cuando la gloria de Dios se manifiesta, hay transformación.
Muchos vamos a tener una “media noche” en nuestra propia cárcel del alma, cuando todo parece difícil y sin salida, entonces lo único que nos queda es adorar a Dios, porque cuando adoramos atraemos la gloria de Dios y ésta se hace visible, irrumpe en el lugar de adoración, desbarata las estructuras que se establecieron en la mente, liberta a los prisioneros del alma, sacude nuestro fuero interno y ya no podemos permanecer preocupados porque Su presencia lo llena todo, entonces nos rendimos a Dios quien es el único digno de adoración y alabamos, juntamente con todos los seres del universo, al único que es digno de toda la gloria y alabanza: “Y también oí decir a todos los seres del universo: “¡Que todos alaben al que está sentado en el trono, y también al Corder0! Que lo llamen maravilloso, y por siempre admiren su poder”. (Apocalipsis 4: 13 BLS). El poder de Dios es siempre más grande que cualquier otro poder. Alaba y glorifica a Dios porque sólo Él es digno de suprema alabanza, porque nadie puede hacer las obras portentosas que Él hizo, nadie puede darte la salvación y vida eterna que sólo Jesús, con Su sacrificio en la cruz, te pudo dar y verás cómo Dios te liberta. Adora a Dios aunque todo parezca difícil.
1 comentario:
Me encanta de verdad me llenó y aunque parezca que todo está mal, tenemos a alguien que siempre nos va a apoyar y siempre estará a tu lado. De verdad agradezco por compartir este texto tan lindo!
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