Halloween es una fiesta pagana, que tiene su origen en los ritos célticos. Fue a finales del siglo XIX (finales de 1800), cuando inmigrantes irlandeses introdujeron la fiesta de Halloween a Estados Unidos. Actualmente esta fiesta se ha propagado no sólo en EEUU, sino que rápidamente se ha popularizado en Latinoamérica. En Bolivia se celebra como una fiesta inocente y divertida para los niños y jóvenes, pero de inocente y divertida no tiene nada, pues es fundamentalmente satánica. Vemos en los puestos de ventas disfraces de brujas, calaveras, bromas (si así se las puede llamar) para celebrar la fiesta de halloween. Los padres de familia incautos e ignorantes del trasfondo de esta fiesta regalan a sus hijos lo que el mercado les brinda para ofrecer culto a Satanás, príncipe de las tinieblas.
No es coincidencia que se enlace la fiesta de halloween, que es el culto al dios de la muerte y las tinieblas, con la fiesta de los difuntos, que no es otra cosa que culto a los muertos. Satanás está buscando ser adorado, directa o indirectamente, por eso el pueblo de Dios debe tener conocimiento de lo que este diablo maquina.
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. (Efesios 5: 11,12)
La palabra “halloween” deriva de "All hallow's eve", frase del inglés antiguo que significa, “víspera de todos los santos”.
300 años antes de Cristo, Los celtas, que vivían en las regiones de Irlanda, Inglaterra y parte de Francia, era una sociedad controlada por sacerdotes druidas que eran adivinos, magos o brujos. Estas sociedades druidas adoraban y servían a Samhain, dios de la muerte. Cada año, el 31 de octubre, los druidas celebraban la víspera del año nuevo céltico en honor de su dios Samhain, brindándole sacrificios de animales y humanos.
Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.
Los celtas eran adoradores de Samhain, dios de la muerte, a quien en este mismo día (31 de octubre) invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros. En esta fecha se invitaba también a los malos espíritus a reunirse para examinar los acontecimientos del futuro y además a visitar sus antiguos hogares en la tierra. Esta fiesta era conocida como ‘el festival de la muerte” En la religión de los celtas se daba culto a numerosos dioses.
La noche del 31 de octubre, los druidas se vestían con cueros y cabezas de animales, disfrazados de fantasmas, espíritus y brujas; iban por todo el vecindario recogiendo ofrendas para el dios de la muerte y las tinieblas Samhain, para brindarle honor y darle ofrenda y sacrificios. Si los sacerdotes no quedaban conformes o a gusto con los obsequios, ellos le hacían el TRICK o truco a la familia de la casa, quemándole su terreno. levándose a la doncella, matando su ganado o poniéndole enfermedades en la familia. Este es el origen de la frase "Trick or Treat". Al haber recogido y reunido todas las ofrendas, los sacerdotes druidas hacían grandes fogatas ofreciendo en ellas sacrificios humanos o de animales para adorar a su dios, de ahí se deriva la palabra fogata en inglés: bonfire: hueso (bone) y fuego (fire).
Como hijos de Dios no debemos participar ni del día de los difuntos, ni de halloween, ambas celebraciones son paganas y rinden culto a los demonios, atrayendo a espíritus de muerte sobre nuestra nación, porque cuanto más se honra a los demonios, más control ellos tienen sobre el lugar donde se le rinde culto.
Halloween no es una fiesta inocente. Esta fiesta mueve a espíritus inmundos para destruir a las personas. Por eso, los hijos de Dios debemos someternos a Dios, ponernos las armas del Espíritu y a hacerle frente al enemigo que ya fue derrotado por Jesucristo en la Cruz del Calvario.