martes, 28 de octubre de 2008

ESFUÉRZATE PARA SER COMO TU REY


LOS HIJOS DEL REINO DEBEN ESFORZARSE PARA SER COMO SU REY

“… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto; a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo…” (Efesios 4: 13). Cuando Dios creó a Adán y Eva, los hizo a Su imagen y Semejanza, porque Él quiere que Sus hijos sean como Él es. El testimonio que Juan tiene de Jesucristo es éste: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad."(Juan 1: 14). Jesús reflejaba la gloria de Dios. Cristo mismo dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais, y desde ahora le conocéis y le habéis visto…El que me ha visto a mí ha visto al Padre… ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras." (Juan 14: 7, 9,10). "Hemos sido engendrados por el Espíritu Santo de Dios y hemos llegado a ser un espíritu con el Señor," (1ª Corintios 6:17), para manifestar la gloria de Dios, de modo que quien nos vea, vea también a Jesús, y si ven a Jesús, también van a ver a Dios.

Ahora que somos de Cristo y que hemos entrado a Su reino debemos entender que “nosotros tenemos la mente de Cristo”. (1ª Corintios 2: 16) ¿Para qué tenemos la mente de Cristo? Pues para tener la capacidad de pensar como Cristo, de modo que no podemos decir que nuestros pensamientos no pueden controlarse. Los pensamientos están en la mente y si nuestra mente es la mente de Cristo, nuestros pensamientos tienen que ser los pensamientos de Cristo. Nuestros pensamientos reflejan quiénes somos. “Porque cual es su pensamiento de su corazón, tal es él.” (Proverbios 23: 7) . Vamos a hablar y actuar conforme a lo que pensamos; es por eso la importancia de “…llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2ª Corintios 10: 5) ¿Cómo voy a poder llevar cautivo los pensamientos a la obediencia a Cristo? Tomando las poderosas armas del Espíritu y destruyendo todas las fortalezas o estructuras que el enemigo ha colocado en nuestra mente y sacando de raíz todo nuestro razonamiento que nos impide alcanzar la verdad, quitando también de raíz todo lo que se eleva sobre el conocimiento de Dios. (2ª Corintios 10: 4,5). Como hijos de Dios ya no podemos pensar como se nos dé la gana, ni siquiera Cristo lo hizo así.

Dios quiere que la Iglesia del Tercer Día, la Iglesia de la Resurrección, ya no tenga sus propios pensamientos, sino los pensamientos de Cristo, para poder hablar como Jesús y hacer las obras de Él. Por tanto Él dice: "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano, deje el impío su camino, (deja tu propia forma de hacer las cosas, enderézate) y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase a Jehová, (conviértete a Él, fija tus ojos en Él, para hacer todo conforme veas de Él) el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos….” (Isaías 55. 6-12)

La forma de pensar de Dios es superior a la nuestra (Isaías 55:9), Él piensa y actúa desde la perspectiva celestial; y es allí donde nos ha sentado con Cristo, (Efesios 2: 6) para que nosotros pensemos y actuemos como Él, porque mirando las cosas desde la perspectiva de Dios, nuestra visión va a ser diferente. Nuestra mente debe entender que aunque físicamente estemos aquí en la tierra, nuestra realidad no es terrenal, sino celestial. Ahora estamos en Cristo, sobre todo principado y autoridad (Efesios 1: 20-22), guardados en Jesucristo (Judas 1). La atmósfera que nos envuelve es incontaminada, estamos en el seno mismo de Jesucristo, donde el diablo no tiene poder sobre nosotros; por eso amados “esfuércense en la gracia que es en Cristo Jesús…porque ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado… El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que te digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” (2ª Timoteo 2: 1-7)

Dios quiere que nos despojemos de la pereza espiritual y tomemos las armas del Espíritu y la vestidura de Cristo que es la justicia de Dios, para que afirmados y cimentados en Él seamos plenamente capaces de conocerle en toda Su magnitud, para que lleguemos a ser como Él es y manifestemos Su gloria.

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